sábado, 7 de junio de 2008

LA CAMPANIA FELICE

Cuenta la leyenda que, orgullosa Niobe por su lozana y numerosa prole, se atrevió a enaltecerse ante Latonia que había tenido sólo dos mellizos, Apolo y Artemiza, hijos de Zeus, los cuales le mataron a sus vástagos a saetazos en castigo de su audacia, por cuanto, petrificada de dolor, se quedó convertida para siempre en roca.

De tan terrible venganza sólo escapó Melibea, la hija menor y más bella de la infortunada Niobe, a quien Eos la Aurora, tomándola bajo su amparo, condujo a las islas Afortunadas donde, convertida en ninfa, fue llamada Cloris por la intensa palidez que la cubrió cuando horrorizada presenció el sacrificio de sus hermanos.

Fascinado Céfiro, hijo de Eos y protector de las flores, por la encantadora de la ninfa Cloris, la raptó, la hizo su esposa, le dio el reino de las flores y le hizo el don de la eterna juventud.

Cloris y Céfiro se amaban tiernamente y su felicidad no tenía límites, pero cada año, al acercarse en invierno, el enamorado efebo entraba en angustiosa zozobra temeroso de que su inclemente hermano Boreas asomara su horrible figura cubierta de nieve y matara de frío a su tierna ninfa.

Compadecida de su pena, Eos intercedió con Zeus y obtuvo que le permitiera llevar a los amantes a un país donde su dicha no fuera turbada por los gélidos cierzos invernales ni el reino de Cloris jamás tuviera mengua.

Y hé ahí que los condujo en su brillante carro de plata tirado por blancos caballos a las playas del Mar Tirreno donde se extendió ante su vista una maravillosa campiña cubierta de úbera tierra ornada con amenas colinas y risueños valles.

Apenas se esparció con los tibios rayos de la Aurora el húmedo efluvio de la púber Cloris que ávida aspiraba el fecundante hálito de Céfiro, la Naturaleza toda se estremeció de dicha, el paisaje lució sus más lindos colores bajo un sol esplendoroso de zafir, las campiñas se cubrieron de vergeles deliciosos y en lontananza oteros y collados se poblaron de abundantes huertos de árboles frutales.

Arrobado por la singular belleza y el amable clima de ese paraíso, Céfiro tomó en sus brazos a su amada y reclinándola en un tálamo de flores, le hizo ofrenda de su nuevo reino mientras la voz melodiosa de la ninfa Eco se mecía en el aire repitiendo “Felix regis, Felix Campania”

Desde entonces Cloris fue llamada Flora y su reino “Campania Felix” o Campiña Afortunada, eternamente mimada por el beso de Céfiro.


***


Según los escritos del Pseudos-Scilace y los latinos del Varrone, La Campania solamente comprendía en un principio la ciudad de Capua y las llanuras circundantes (Ager Campania) y aunque después se fue ensanchando hasta llegar, en la época de Augusto, a la vertiente occidental del Apenino comprendiendo todo el territorio que se extiende entre el Garigliano y el Tevere, incluso el país de los Pisentinos y parte del Samnio, el nombre de la Campania continuó designando en el uso común, fundamentalmente el rico y fértil bajoplano (Campania Felix) circundado por el Volturno, el Calore y el Sabato desde Capua hasta Benevento y Nocera, que todas las épocas de su historia surge opulenta y próspera por virtud de los abundantes y diversos frutos de su ubérrimo suelo.

Sus extensos pomares y variados nocedales han dado nombre a algunas antiguas poblaciones de la comarca cuyo origen se remonta épocas prehistóricas.

Las graciosas pinturas del triclinio de la casa Vetti que muestran a Flora y Céfiro en voluptuoso abrazo, rodeados de amorinos y psiqués, atentos a la recolección de frutas y de flores y a la destilación y feria de sus perfumes, deben haber sido inspiradas, según una bella hipótesis de Rostovtzeff, por la idea de recordar a los convidados la mitológica leyenda como símbolo de una de las principales fuentes de su bienestar: la abundante fruticultura de la “Campania Felice”



MOERA
El lugar de las frutas


En el centro más fructífero de esta región privilegiada, establecieron los griegos jónicos del periodo proto-helénico algunas de sus primitivas colonias calcídias que estuvieron comprendidas dentro de la Magna Gerecia; después de ellos llegaron en oleajes sucesivos los umbriazos, los tirranos, los rasenos y finalmente los etruscos que se fundieron con sus predecesores adoptando el nombre de rasenos para ellos mismos y para el idioma pelasgio que hablaban, habiendo sido los griegos quienes los llamaron “etruscos” por tener otras aspiraciones.

La influencia civilizadora de los etruscos, sin la cual probablemente no hubiera habido después una civilización itálica superior en contraposición de la helénica, fue particularmente determinativa en aquellas colonias proto-helénicas de la Campania Interior pues las transformó en verdaderas ciudades prósperas y vigorosas. Entre ellas se distinguieron Capua, Moera, Nola y Pompeya.

Parece que Moera fue la más pequeña de todas, pero su situación en el área más fértil de la comarca, el valle alto de los ríos Calore y Partenio cuyas aguas las fecundaban, rodeada de boscosos montes, los más notables el Partenio a cuya falda yacía y el Hirpino que le ofrecía una espléndida vista, le dio una singular significación y extraordinaria importancia como productora de frutas.

En cuanto a la etimología de su nombre, mitólogos y paleólogos presentan diversas versiones.

Entre los primeros, algunos opinan que lo recibió de su mítico fundador un fabuloso rey Murano, de quien ni la Historia ni la Mitología antigua hacen mención. Otros atribuyen su origen a Moeras, la diosa griega de la Fortuna a cuya protección encomendaron sus moradores los frutos de sus campos.

Por su parte, los paleólogos aseguran que en la lengua rasena hablada por los etruscos, Moera quiere decir “fructuosa” o “lugar de las frutas”.

Otros, en fin, afirman que los griegos dieron a Moera su nombre tomándolo de Morea, el antiguo Peloponeso, del cual se derivó también el genérico de las frutas móreas oriundas de la isla (alfabeto griego) y de la península meridional de Grecia.



ABELLA
La ciudad de las Frutas.

Moera fue en diversas épocas posesión de los Oscos, de los Samitos (Samni), de los Griegos y por último de los Romanos, todos de lenguas indo-europeas.

Siendo el idioma Raseno ajeno a este grupo lingüístico, no es extraño que el nombre Moera cayera gradualmente en desuso durante la supremacía de esos pueblos que empleaban sus propios vocablos con el mismo significado para designar a la fructífera ciudad.

Los Oscos la llamaron ABLANI que quiere decir “pomar” en el sentido antiguo de la palabra; los Bamitos le dieron el nombre umbriano de OBELIS; en Céltico fue ABALL y ABELLAE en Latín, siempre conservando la denotación substantiva de “pomar” o “lugar de las frutas”.

Según algunos autores, cuando los antiguos griegos jónicos se establecieron en La Campania trajeron de Grecia, diversas variedades de nueces que plantaron primero en el Monte HIRIPINO, luego en el PARTENIO, en el TERMINIO y otros montes y collados del valle, dándole a cada variedad el nombre locativo del lugar de su origen. Llevaron así mismo otras clases de nueces cuya procedencia no quisieron recordar pues las designaron con grafónimos en vez de topónimos: volca nutu, nuez extranjera, nuez de nogal, (con tallos como saeta), que después se convirtió, por parafonia, en “nuez de castilla”.

Tan variadas nueces eran muy apreciadas por los antiguos griegos quienes, según la fábula recogida por los mitologistas, para que arraigaran en su nueva morada y rindieran abundantes frutos, dedicaron sus plantíos a APOLO, el dios de las campiñas que hace crecer y madurar los frutos, el dios del Día, del Sol y de la prosperidad, y al mismo tiempo pusieron sus bosques bajo la protección de Hera, la reina del Cielo, diosa de la Luz matutina y símbolo de la fertilidad, para que permitiera a Apolo hacer prosperar sus huertos.

LA BELLA ABELLA

Bajo el influjo de esa doble ayuda divina, los montes y collados que circundaban a la colonia se cubrieron bien pronto de ricos bosques de nueces, de almendros, de pistaches y castaños; pero el árbol que más medró y se hermoseó en las nuevas tierras fue el de la “nuez póntica” o “nuez corilo” (que antes era tan pequeño arbusto que lo llamaban “nucellus”) y en tal virtud le dieron el nombre de corylus abellas (embellecer, derivado de ABELLA por APOLO) esto es, de “corilo embellecido o de APOLO”.

Así fue como, según los mitologistas, APOLO, DIOS DEL Sol, se formó por parasinesis como sinónimo para designar al mismo dios; de ahí surgió el verbo INBELLERE y el adjetivo ABELLAM, de donde se volvió a formar un sustantivo, ABELLA O BELLA, que se empleó para designar al Monte Hirpino, desde entonces Monte Abella (hoy Monte Avela) y a la antigua ciudad de Moera que pasó a la Historia con el nombre inmortal de ABELLA, la ciudad bella.

Al desaparecer las lenguas primitivas, el nombre de ABELLA, perdió el significado de origen indo-europeo que en ellas tenía (fructífera, embellecida, mejorada, hermoseada o bella) y para restituirle la connotación tradicional que caracterizaba a la ciudad le fue agregado un adjetivo de extracción griega cuyo sentido era igual al que ABELLA había perdido y fue llamada MALIFERA ABELLA, vocablo con el que se designaba toda fruta mejorada, especialmente de árbol, que fuera pulposa por fuera y tuviera adentro almendras.

El nombre de “malum” era aplicado genéricamente a los membrillos, melocotones, naranjas, limones, granadas, manzanas, duraznos, melones y similares; por tanto, “malifera” quería decir “fructífera” o productora de frutos, y “malifera Abella” era tanto como “Abella, productora de frutas embellecidas o mejoradas” o sea, atendiendo a la etimología de ambas palabras, “la embellecida ciudad de las frutas mejoradas”. El uso vulgar volvió a abreviar el nombre tornándolo a su forma simple de ABELLA.

La pujante prosperidad de esta ciudad alcanzada al cabo del tiempo por virtud de las riquezas de sus huertos o de avellaneras despertó los celos de la vecina Nola ocupada por los samitos, quienes durante la guerra social encontraron en la fidelidad de ABELLA a ROMA pretexto para castigarla cruelmente con la destrucción y el incendio.

Así acabó la vida de esa notable ciudad que tanto influyó en la fisonomía agrícola y en el desarrollo económico de la región; de ella sólo quedan numerosos vestigios arqueológicos en las inmediaciones de su antiguo asiento, cerca del Río Clanio, donde ahora existe la nueva aldea de Avela.

De ese sustantivo se derivaron los adjetivos correspondientes para especificar las cosas y las personas a él afecta y así surgieron las palabras ABELLANUS, ABELLANI, ABELLANIUS, ABELLANAE, ABELLANATES que se aplicaron al árbol (arbor abellanus), a la nuez (nux abellanae) y a las personas oriundas de ABELLA.

Posteriormente, los adjetivos ABELLANUS Y ABELLANAE se convirtieron en sustantivos del árbol de la nuez; del primero se formaron ABELLANETUM (avellanedo), ABELLANETA, y del segundo ABELLARIA, ABELLANARIA (avellanera), que junto con ABELLANUS (avellano) se emplea indistintamente como nombre del árbol, con sus correspondientes adjetivos ABELLARIAN y ABELLANARIAM. (AVELANUS, AVELLANARIUS, nux avellana arbor.- Totius Latinatis Lexicon)

AVELEYRA

Mientras subsistió el Latín en el Imperio Romano, estos vocablos conservaron sus formas originales, pero al surgir en la Península Ibérica, bajo la influencia de Suevos y Visigodos, la “Fabla vulgar” y luego los idiomas romances, sufrieron transformaciones que San Isidro consigna en su Etimología, al dar la etimología correcta de “avellano” y “avellana”, donde puede verse que “abellanus arbor” y “abellana nux” se hallan desde Catón a veces escritas “avellana” y “avellano”, y que “avelaria” fue la palabra que se generalizó entre los suevos de Galicia y Portugal en tanto que “avellano, “avellanus” se extendió entre los visigodos de Asturias y León.

Al pasar definitivamente a los idiomas romances, AVELARIA o AVELLARIA tomó en Portugués la forma de AVELEYRA y de AVELLEIRA en Gallego; AVELANARIA fue la raíz de AVELANEIRA y AVELANZEIRA en Portugués y de AVELLANERA en Castellano, en tanto que de AVELLANUS y AVELLANAE, se derivaron AVELANO y AVELLA o AVELA, en Portugués y AVELLANO, AVELLANA en Castellano.

Con el sufijo colectivo “atum” o “etum” se formó en Latín el nombre del huerto de avellanos: AVELLANATUM, AVELLANETUM y de allí pasó al Portugués, AVELANEDO: al Gallego AVELLANEDA y al Castellano AVELLANEDO, Después los idiomas romances formaron sus propios colectivos como sigue: en Portugués de AVELA, AVELAL, de AVELANO, AVELANAL y de AVELEYRA, AVELEYRAL. En Castellano, AVELLANAL y AVELLANAR y en Gallego AVELLEIRAL.

Derivados de los primitivos nombres Latinos. NOCELLE (avellana) y NUCEIRA (avellano), se conservaron en Castellano, NOCHIZO; en Italiano NOCCIOULA, NOCCIOULO, en Francés, NOISETTE, NOIZETTIER y en Portugués NOCELA, NOCEIRA. Esta última palabra en combinación con AVELA, formó AVELA NOCEIRA y de allí resultó AVELANZEIRA, ahora en desuso.

Durante la época visigótica y post-visigótica, las palabras latinas AVELARIA, AVELARIAM, sufrieron diversas transformaciones a causa de metátesis, parasíntesis y metaplasmas tan comunes en aquella época de transiciones lingüísticas, y así surgieron paralelamente con aquéllas, los vocablos VELARIAM, VELARIA, ALAVARIA y ALAVERIA.

Al definirse el idioma Portugués también aparecieron por iguales causas AVELEYRAO, toponimia en caso oblicuo de AVELEYRA; AVELEYRAO, VIEYRAO, VIEYRO; AVELARIO, AVELAYRO, ALAVARIO, ALAVARIO, ALAVEYRO y AVEYRO, todas las cuales carecían estrictamente de sentido pues no fueron usadas como equivalente de AVELARIA y AVELEYRA, sino como topónimos deformados.

El análisis etimológico precedente, que presenta el proceso evolutivo de los diferentes elementos léxicos e inflexionales que dieron forma y sentido a la palabra AVELEYRA, muestra de manera clara y concluyente que tras su denotación objetiva concordante sólo con el significado intensivo como nombre común, avellanera, tiene una connotación implícita y subjetiva plausible sólo en sus aplicaciones extensivas como nombre propio (de lugar), o nombre de familia, sugerida por la etimología del prefijo latino AVELA (productora de frutas embellecidas o apolíneas) y el sufijo femenino portugués EYRA (que expresa capacidad de producir) de donde resulta:

AVELEYRA, “PRODUCTORA DE BELLOS FRUTOS”



TOPONIMIA

COLONIA AUGUSTA ABELLINATUM

En recuerdo de la histórica ciudad de ABELLA, siglo y medio después de su destrucción por los samnitos, el Cónsul romano Félix Lucius Cornelius Sulla o Sylla, que había alcanzado celebridad siendo Cretor de Mario en la “guerra giugurtina” y que luego se había hecho nombrar “Dictador”, fundó una nueva villa en el Alto Valle del Sabato, cerca del Monte Pertenio, hoy Monte Vergine, a 23 k de la desaparecido ABELLA, cuyo diminutivo ABELINO le dio por nombre. (“Abellinum, oppidorum nomen, ejusdem fortasse origins cum ABELLA.- Totius Latinatis Onomasticon.)

Originalmente abelino perteneció al Samnio Irpino; después fue incluida en la circunscripción de la Campania, y bajo Augusto quedó dentro de la Primera Región Augusta que comprendía el Lazio y La Campania.

Al principio, esa colonia romana se llamaba COLONIA ABELLINATUM, y desde Alejandro Severo (222-235) tal nombre fue cambiado por COLONIA VENERIA AUGUSTA ALEXANDRINA ABELLINATIUM, como consta en varias inscripciones lapidarias que aun se conservan en diversos monumentos de la actual ciudad de Atripalda.

En los albores del periodo medieval, Abellino ya era un activo centro comercial donde los habitantes de toda la región montuosa Irpina se proveían de sus productos agrícolas.

La importancia preponderante que llegó a alcanzar originó que su nombre se extendiera a toda la zona de su influencia que desde entonces es llamada “el ABELINESE” o “AVELINESE”

En el siglo VIII, el ABELINESE fue conquistado por los Lombardos del vecino Ducado de Benevento (730-740), bajo el mando de Mendo (hermano menor de Desiderio, Duque de Brescia, que después fue el último rey Lombardo) quien estableció en ABELLINO su sede como gobernador de la región.

Don Mendo emprendió activamente la reconstrucción de la antigua “Colonia Abellinatum” y poco a poco surgieron con reciente vida la nueva AVELA (siendo la anterior llamada desde entonces AVELA VECCHIA) a 3 k del sitio que la antigua ocupo, BAIANO, la nueva NOCERA y otras ciudades que habían permanecido casi abandonadas desde la guerra social. Asimismo, al pie de MONTEFORTE IRPINO construyó un monasterio que se conservó a través del tiempo.

Cuando su obra reconstructora y reorganizadora hubo devuelto al Abellinese su pasada prosperidad, Don Mendo salió a la conquista de Calabria para incorporarla a los dominios lombardos y después de haberse apoderado de ROSSANO, entonces su ciudad principal, fue nombrado gobernador de ese nuevo territorio con la designación medieval de Conde de ROSSANO.

Terminada la conquista de la Italia meridional, el rey Ildebrando envió a Don Mendo con una poderosa armada a conquistar Galicia, cuya posesión contemplaba éste como un derecho por ser descendientes él y su hermano Desiderio de la casa real de Celanova, Galicia, reconociendo por tronco al rey visigodo Egica y a su mujer Cixilona; además atribuían a tal conquista especial importancia porque con ella reforzarían su posición en la pugna que con los francos venían sosteniendo, facilitándole en lo futuro un ataque por dos frentes.

El intento se frustró por causa de una fuerte tempestad en el cabo Piorno, de la cual sólo se salvaron Don Mendo de ROSSANO y cinco caballeros más con quienes llegó en 739 a un puerto de Galicia en donde, al tener noticia de que el rey Alfonso I que entonces reinaba en León acababa de emprender la guerra contra los musulmanes de Galicia y Portucale, decidió presentarse junto con sus compañeros a ese soberano y ofrecerle sus servicios en la reconquista de aquellas provincias.

El Rey, conociendo el real origen de Don Mendo y sabedor de las hazañas por él realizadas en Italia, recibió con agrado a los recién llegados y les brindó merced, en participación con su hijo Vimarano, de las tierras que juntamente conquistaran.

En esa campaña Don Alfonso logró arrancar del poder musulmán todo el territorio comprendido entre los ríos Minho y Douro, habiendo tocado a Don Mendo y a Vimarano realizar su avance de Norte a Sur desde Tuy y Celanova a través de los ríos Minho, Lima, Avus y Douro siguiendo un derrotero cercano y paralelo a la costa, hasta arrojar a los musulmanes al sur del río Vouga

TERRITORIUM AVELARIAM – TERRA AVELARIA


La región reconquistada por Don Alfonso I de León, que durante la dominación visigótica había estado comprendida dentro de los dominios de la Real Casa de Cella Nova (Celanova), Galicia, es la que siglos más tarde, al separarse del reino leonés, formó la provincia de Entre Douro-e-Minho, la más septentrional y más antigua de Portugal.

Los romanos y los godos la llamaron “Beneditina Lusitania” y en verdad es una región próspera y feliz cuyas excepcionales condiciones orográficas y climatológicas les dan a los risueños valles minhotos su fertilidad incomparable y su esplendorosa belleza.

Todo es amable y fascinador en ese país, pero la invasión musulmana, aunque precaria, con sus continuas y feroces correrías lo había sumido en el terror y la destrucción que las subsiguientes brutales arbitrariedades de los reconquistadores cristianos convirtieron en perentoria desolación.

Las otroras prósperas ciudades de Bracara (Braga) y Portucale (Oporto) entraron en lastimosa decadencia y el antiguo orden romano-visigótico cayó en completa desorganización.

Por estas circunstancias no eran en aquella época muy codiciables las tierras de que el rey Alfonso hizo merced a don Mendo, mas éste y Vimarano emprendieron desde luego la activa población de esa comarca con los caballeros que habían militado a su lado así como con colonos neo-visigodos e italianos que se constituyeron en sus feudatarios e iniciaron el cultivo de esos eriales estableciéndose en antiguas “villas” abandonadas por los anteriores pobladores visigodos que habían huido durante el terror musulmán.

Poco a poco fueron surgiendo aquí y allá conforme la repoblación progresaba, nombres de propiedades rústicas que evocaban los de sus “tenientes” o los de los lugares de donde éstos procedían en el país avelinese.

Por Vimarano: VIMARANUS, VIMARAZINUS, VIMARANES (hoy Guimaraes); VIMAREIO (hoy Vimieiro); VIMAREIS, luego VIMAREI (hoy vinha de Rei)

Por Don Mendo de Rossano (cuyo toponímico fue transformado en RAUSONA): MENDO-DIZ, MINDIS; RAUSENDI, ROOSENDI (hoy Resende, en algunos textos erróneamente Resendes)

Por Baino: BAIAO
Por Monteforte Irpino: MONFORTE Supra Flavio.
Por Avela: AVELA, AVELAS, AVELARIA, AVELARIAM. El río Avus fue denominado Ave y su afluente mayor AVIZELLA, diminutivo medieval de Ave.

Hacia el siglo X se le dio a toda la región que se extiende desde el Minho hasta el Vouga una nueva organización administrativa dividiéndola en “Territorios” cuyo gobierno era encomendado a “Condes Gobernadores” a la usanza visigótica.

Conforme a esa organización, la zona que se extendía en derredor de Vimaranes recibió el nombre de “Territorio Vimaranus” y se le fijó una circunscripción que abarcaba desde el cauce superior del río Ave y del Avizella por el Oeste, hasta las riberas del alto Tamega por el Este.

La región que circunda la confluencia de los ríos Ave y Avizella hasta tocar el Territorium Vimaranus por el Norte, el río Tamega por el Este y el río Sousa por el Sur fue llamado “TERRITORIUM AVELARIAM” o “Territorium VELARIAM”, o sea “Territorio AVELARIA o “Territorio VELARIA”, según se lee indistintamente en los diplomas de tiempos muy posteriores, siglos XI y XII.

Al Sur del “Territorium AVELARIAM” estaban el “Territorium Anegis” en la zona ribereña del Douro y del Sousa inferiores; el “Territorium Amagia” en la costa marina entre los ríos Lima y Sousa; el “Territorium Pena Goiam” sobre la ribera derecha del Douro, entre el Corgo y el Marao, y al Sur del Douro, de Este a Oeste, el “Territorium Emamara”, el “Territorium Feyram”, el “Territorio Lamecum” y el “Territorium Tarota o Tarouca.

Los “territorios” estaban subdivididos en “terras”, después “julgados”, gobernadas por “tenientes” o “barones” entre las cuales había una “Terra AVELARIA” en el “Territorium AVELARIAM”, otra en el “territorium Anegie” y otra en el “Territorium Tarouca”, así como una “Terra VELARIAM” en el “Territorium Amagia” y otra en el “Territorium AVELARIAM”

Dentro de las “terras” estaban a su vez comprendidas, con fines gubernamentales y administrativos, las diversas “honras”, “heredades”, “villas”, “quintas”, “coutos” y “solares” cuyos propietarios eran “hidalgos” que se titulaban “senhores” de las respectivas fincas. Los documentos de la época hacen mención de varias “villas” AVELARIA en los “Territorios” Amagia, Anegie, AVELARIAM, Pena Goiam, Lamecum y Tarouca, pero al correr el tiempo ese nombre se va diversificando en distintas parasinesis y ya para el siglo XI aparecen casi todas esas “vilas” con denominaciones tales como AVELA, AVELAS, AVELANE o AVELANI, AVELARIA o AVELARIO, AVELARIANE o AVELARIANI, VELARIA, VELARIANE o VELARÍAN, ALAVARIO o ALAVERIO.


AVELEYRA

Al constituirse Portugal en nación independiente desapareció la organización “territorial” de la cual sólo queda memoria en los documentos medievales anteriores a la “nacionalidad”; así mismo, conforme iba identificándose el idioma romance los nombres de las “terras” llamadas en Latín AVELARIA fueron tomando formas portuguesas: AVELAYRA, AVELEYRA y sus plurales toponímicos AVELAYRAO, AVELEYRAO, abundando las parasinesis portuguesas de estos vocablos según se observa en los documentos relativos a los siguientes lugares:

“Vila AVELAYRA”, después AVELEYRA, hoy pueblo de S. Joao de AVELEYRA en la ribera oriental del Tejo, cerca de su confluencia con el Douro y a corta distancia de S. Joao Pesqueira.

“Vila AVELAYRA”, hoy S. Joao Baptista de AVELEYRA, cerca de Cinfaes, cuenca del Paiva.

“Vila ALAVEYRO” (que de AVELARIA se convirtió en en AVELARIO, después ALAVARIO Y ALAVERIO, luego en ALAVEYRO) al lado sur del estuario del Vouga, donde había unas extensas salinas (marinhas de ALAVEYRO). Finalmente ALAVEYRO se transformó en AVEYRO, hoy ciudad de este nombre de cuya etimología dicen algunos autores que no ha sido posible averiguarla mientras otros, los más eruditos, afirman que es como aquí queda expuesto.

Dos kilómetros al Sur de ALAVEYRO, estaba una “Vila Ahíla AVEYRO”, después “Ilha Veyro” y hoy el barrio de Ilhavo o Vila Antiga; junto estaba la aldea de VERA CRUZ, hoy Vila Nova de VERA CRUZ.

Al Sureste de estos lugares, próximas a Anadia, estaban las “Vilas” de AVELA y de AVELAS que aun conservan su nombre.

En Fontes y S. Joao de Lobrigos, que ahora se encuentran dentro del Concejo de Sta. Marta de Penaguiao, había sendas “vilas” AVELA, luego AVELAS, con “Crasto Avelas”, hoy AVELEYRA.

De AVELEYRAO se formó VELEYRAO, luego VEYRAO, de ahí VIEYRAO y finalmente VIEYRO y VIEYRA. A este proceso derivativo debe su nombre la aldea de Vieira de Minho, en la margen izquierda del río Ave.

La historia de las iglesias, conventos y monasterios de Portugal, aporta también referencias interesantes respecto de los nombres en cuestión como se ve en seguida.

En el Territorio Tarouca, al Sur del Douro, junto a la “vila de Castro Rei”, luego Delvares, hoy Tarouca, existió la célebre iglesia de S Joao de Aveleyra, a veces llamada en los mismos documentos S. Joao de Veleyra, famoso cenobio cisterciense (benedictino). Esta iglesia fue levantada a principios del siglo X por los hijos de Don Ero Ilha, Senhor del Vale de Moldes, Loderico, Vandilo y Egas Eres, en las confluencias de las riveras AVELEYRA y Pinheiros cuyas aguas se vierten muy cerca de allí en el río Barosa, afluente meridional del Douro. El nombre original de la rivera AVELEYRA fue Barosela, diminutivo medieval de Barosa, pero desde el siglo XII se le conoce con su actual designación. La iglesia de S. Joao de AVELEYRA fue destruida por los moros y tiempo después el rey Don Alfonso I encargó su reconstrucción al arquitecto Joao Froilaz, obra que éste “ejecutó con primor y orden”, dice Brandao, y mandó erigir un nuevo monasterio de beatas sujeto a la misma orden de S Bernardo con el nombre de S Joao de Tarouca. Todavía ahora existen allí los restos de la bóveda ojival de la iglesia de S. Joao de AVELEYRA, debajo de la cual corren las aguas de aquellas riveras; de allí tomo su nombre la aldea de AVELEYRA, que lo conserva hasta el presente.

Por el lado norte del Douro, en el Territorio Amagia, hubo el importante monasterio femenino AVELEYRAO o VEYRAO, junto a una “honra” AVELEYRAO, después AVELEYRA, y una “Quinta AVELANEDA”, después AVELEDA. Este monasterio, citado por Joao Barros en su Geographia dentro de Douro-e-Minho e Traz os Montes, (1549) tenía el “couto” AVELEYRAO en la desembocadura del río Ave, junto a Vila de Conde; en él fue enclaustrado en 791 Alfonso II de Asturias por haber hecho alianza con Carlomagno.

En ese mismo “Territorio”, más hacia el Sousa, hubo otro monasterio AVELEYRA o VEYRAO, “en el couto del mismo nombre, así como otras ‘honras’ AVELEDA”

Sobre la ribera izquierda del río Ave, en el Territorio AVELARIA, fue erigido el notable monasterio de “Vila AVELEYRA de Riba de Ave, ahora y ya desde entonces Sto. Tyrso, y el no menos notable monasterio femenino AVELEYRAO o VEYRAO o VAYRAO, originalmente una “Vila AVELERIANE romana”, edificada al estilo del castillo medieval de AVELLA en la Campania Romana.

En el mismo lado sur del Ave pero más río arriba, cerca de la confluencia con el AVIZELLA, estuvo edificado el gran castillo (castro o citania) de Sanfins de AVELEYRA, contemporáneo del de Eriz o Roriz y del de Monte Cordova, cerca del pueblo de Leira do Ave donde la iglesia de S. Pedro de Riba do Ave poseía algunas “leiras”.

Finalmente, en el propio Territorio AVELARIA, sobre la margen derecha del río Sousa, estaba la “Terra de Louzada” donde ahora se encuentra en Concejo Municipal de Louzada, y allí había, entre otras, tres “vilas”: la de Louzada que actualmente es la cabecera del Concejo, tres kilómetros al Oriente la “Vila de AVELEYRAO” (después San Salvador de AVELEYRA, hoy San Salvador de AVELEDA) y dos kilómetros y medio al Sureste (un kilómetro al Sur de AVELEYRAO) la villa de Pias (hoy san Lourenco de Pias)

Un poco al Norte de la Vila AVELEYRAO y al Noreste de Pias, al otro lado del Sousa, hay un monte que se llama “o Crasto”, sin duda por la existencia de remotas fortificaciones que denotan que hubo una población prehistórica. Al pie de este monte, hacia el rumbo de AVELEYRAO y junto a un plantío de avellaneras, existió un lugar que se llamó “Vilela”, diminutivo medieval de “vila” (rústica) cuyo origen se encuentra en la población castreja. El nombre completo original de esa villuela era “Vilela de AVELEYRAO”, por ser sufragánea de la Villa AVELEYRAO. Con el tiempo esa villuela se convirtió en “quinta” y el vulgo transformó su nombre en AVELANEDA, por lo que ya en el siglo XII aparece como “Quinta AVELANEDA” despué “quinta AVELEDA”.

Desde tiempos anteriores, los pobladores de Villa AVELEYRAO habían fundado la iglesia de S. Salvador a cuya feligresía pertenecía Pias, y la pusieron bajo la encomienda del ínclito noble portugalense Don Egas Moniz, uno de los fundadores del reino, ayo del primer rey, Don Alfonso I, y “senhor de grandes honras nas ‘terras’ vizinhas a oriente”, a fin de que la feligresía quedase libre de foros de la Corona mediante la “encensoria” de ese noble. Tal encensoria de Egas Moniz constaba anualmente de “doze requeifas”, y el contrato fue escrito y guardado el “cartórico” de la iglesia de S. Salvador de AVELEYRAO. La parte actual de la feligresía de Pias que participó en esta “recomendación” es sin duda la “Vilela” AVELEDA, situada al Oriente del río Sousa.

Una gran parte de los moradores de esa zona eran “foreros”, debiendo servir de mayordomos, y los de Vila AVELEYRA pagaban al rey “dos libras y dos sueldos” por “fuero”.

Fue dueña de esos bienes la Infanta o reina Da Mafalda, hija de Don Sancho I, que los recibió por herencia de su “ama” (en el sentido antiguo), Da Urraca (o Egea) Viegas, hija de Egas Moniz; esta dama debió haberlos adquirido con principio en la “ensensoria” local de su padre que era descendiente de Don Mendo de Rausona, y posiblemente fue ella la sucesora de Egas Moniz en la “encomienda” de AVELEYRA.

Da Urraca, que era conocida aun en el siglo XIII por “meana de Tuias” (era señora de este “couto” y su monasterio) tuvo allí mismo la Quinta u “honra” AVELEDA (la antigua “Vilela”). Su “criada” (en el sentido antiguo), Da Mafalda, donó algunos de sus bienes al monasterio de s. Joao de AVELEYRA (Tarouca) en 1258. Los frailes de este cenobio, como les quedaban muy distantes, los vendieron a Da María Reimendes de Riba de Vizela quien ya poseía otras “honras” AVELEYRA por herencia de su padre.

En las inmediaciones de la “Vila AVELEYRAO” creció después el pueblo de AVELEDA, donde todavía en el siglo XIX existían las ruinas de la residencia o “pazo” de los señores de esa “vila” que era una vasta “honra” medieval. Ya en el siglo XII ese “pazo” había sido convertido en monasterio pero el topónimo transformado en “Vila AVELEYRA” subsistió como nombre de la heredad aunque no fue sino hasta el siglo XIII cuando una verdadera “vila” o “quinta” fue allí fundada con el nombre del desaparecido monasterio.

En la actualidad todavía conservan el nombre AVELEYRA diversas villas o aldeas en las siguientes localidades que, aunque en los textos modernos aparece escrito Aveleyra, en la Geographia de Barros antes citada, están consignados con la ortografía antigua:

FELIGRESÍA CONCEJO DISTRITO PROVINCIA
Vilar de Mouros Caminha Viana de Castelo Minho
Rio Frio Arcos de Valdevez Viana de Castelo Minho
Capoes Ponto do Lima Viana de Castelo Minho
Rebordoes Ponto de Lima Viana de Castelo Minho
Rio Mau Vila Verde Braga Minho
Areias de Vilar Barcelos Braga Minho
Cossourado Barcelos Braga Minho
Crespos Braga Braga Minho
Pousada Braga Braga Minho
Pancelo Guimaraes Braga Minho
Refontoura Felgueiras Oporto Minho
S. Clemente Celorico de Basto Oporto Minho
San Salvador Lousada Oporto Minho
Milhundos Peñafiel Oporto Minho
Maureles Marco de Canevezes Oporto Minho
Sta Marinha de Zerezere Baiao Oporto Minho
Pontes Sta. Marta de Penaguiao Vila Real Trasras Monten (¿)
Fornelos Sta. Marta de Penaguiao Vila Real Trasras Monten (¿)
S. Joao de Lobrigos Sta. Marta de Penaguiao Vila Real Trasras Monten (¿)
Penajoia Lamego Viseu Beira Alta
S. Joao Babtista Cinfaes Viseu Beira Alta
S. Joao Tarouca Viseu Beira Alta
S. Joao S. Joao de Pesqueira Viseu Beira Alta
Espinho Mortagua Coimbra Beira Baja
Lorvao Penacova Coimbra Beira Baja
S. Gens Argamil Coimbra Beira Baja
Madeira Oleiros Coimbra Beira Baja
Pulsos Vila de Rei Coimbra Beira Baja

Hay además el río AVELEYRA ya mencionado tributarios del Barosa, la Sierra AVELEYRA que entronca con la de Lorvao en la región de Penacova y el Valle de AVELEYRA en el área de Alvaiázere.

Algunos de estos lugares aparecen algunas veces escritos indistintamente AVELEIRA y AVELEIRAS lo cual acusa su origen AVELEYRAO.

Del otro lado del Minho, dentro del territorio gallego pero muy cerca de ese río, hay cinco aldeas AVELLEIRA en los municipios de Beariz, de Celanova y de Puentedeva, de la provincia de Orense,y en los de Puenteares y de Tuy en la de Pontevedra, formando una sucesión continua con los de Portugal. Con un mapa a la vista se observa que los lugares anotados integran dos grupos bien definidos, el primero que partiendo de la frontera gallego-portuguesa se extiende de Noroeste a Sureste en una estrecha banda de 170 km. de longitud por 50 de latitud cargada hacia el Poniente de la zona que antes se llamaba Entre Douro e Minho y termina en la ribera meridional del Douro, y el segundo que está circunscrito a un área de 80 x 40 km. en forma de rombo situada en la parte Sur de Beira Baja.

Si se toma en cuenta la extensión relativamente corta en que se hallan treinta y dos lugares con el mismo topónimo más cinco con un nombre cognato que en realidad es idéntico, así como la forma de ruta o derrotero que claramente adopta su situación desde las márgenes del Minho hasta las del Duoro, se tiene que llegar a la conclusión de que hubo un motivo peculiar para esa persistente redundancia en espacio tan demarcado como se puede apreciar en el mapa anexo, motivo que se percibe fácilmente al observar que ésa fue precisamente la ruta que siguió Don Mendo de Rausona en sus empresas de reconquista y repoblación continuadas por sus descendientes.

Para completar la toponimia aquí presentada conviene dejar anotado que en la margen derecha del río Adaja, en España, estaba la antigua ciudad lusitana de AVELA, ahora la ciudad española de Ávila. Algunas geografías y enciclopedias, principalmente no portuguesas, las confunden con Monte Abyla, de origen griego, que formó con Monte Calpe las Columnas de Hércules en el Estrecho de Gibraltar, pero la Geografía de Barros deslinda claramente los dos diferentes lugares de orígenes tan distintos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, que linda investigacion!! me encanto...
Quisiera preguntarle si le parece o tiene alguna información si el apellido VIEYRO nace de esa epoca y en ese lugar.. estoy buscando el origen de este apellido y asi di con esta pagina...
Por favor si tiene informacion escribame a florvieyro@hotmail.es
Desde ya muchas gracias...saludos.