sábado, 7 de junio de 2008

ANTROPONIMIA

PATRONÍMICOS

Así como los nombres de lugar (topónimos) tienen casi siempre un significado relacionado con su origen, su historia, su situación topográfica o sus características físicas o bien con algún personaje que haya intervenido en su fundación o en un evento trascendental de su existencia, los nombres de personas fueron en los tiempos primitivos la expresión de alguna circunstancia tocante a su nacimiento o a un sentimiento religioso.

Los nombres griegos y romanos tenían siempre un significado, así como, posteriormente, los celtas y teutónicos y por tanto los góticos y visigóticos.

Estos últimos, generalizados en España y en Portugal durante la dominación visigótica, fueron suplantados en los tiempos de la Reconquista cristiana por nombres tomados del Nuevo Testamento que se pusieron en boga al calor del sentimiento religioso exaltado por la tenaz y prolongada guerra contra los musulmanes para restablecer la hegemonía de la Fe de Cristo. Tal costumbre predomina aún el los pueblos latinos o católicos mientras en los protestantes o sajones son preferidos los nombres del Antiguo Testamento desde la época de los Puritanos ingleses.

Sin embargo, como la Reconquista fue iniciada por los germanos (neo germanos) neo visigodos y neo godos, los nombres de este origen continuaron de moda por largo tiempo como se ve abundantemente en los documentos medievales, ya todos latinizados puesto que los germanos adoptaron el Latín como idioma común.

En los principio del Medioevo, los nombres más antiguos que se encuentran provienen, naturalmente, de la época romana y entre ellos se filian los que usaban los Lusitano-Romanos.

En cuanto a los apellidos (sobrenombres), su uso no aparece sino hasta mucho tiempo después. Ni los hebreos ni los egipcios, asirios, babilonios, persas y griegos usaron apellidos y lo mismo se puede decir de los romanos en los primeros tiempos de su historia, pero después todo ciudadano romano tenía tres nombres: el PREANOMEN o nombre personal que se anteponía a los otros dos; el NOMEN o nombre de la tribu (“gens”) y el COGNOMEN o nombre familiar. Los conquistadores solían ser cumplimentados con un cuarto nombre o AGNOMEN, conmemorativo de sus conquistas.

Este sistema romano de triple nombre estaba ya completamente desorganizado a principios de la Edad Media y los germanos y visigodos apenas si usaban un nombre aunque a veces era originalmente compuesto.

Tal vez los primeros sobrenombres usados en le época de la Reconquista fueron aquellos que aludían a características físicas o morales de la persona: “el bueno”, “el sabio”, “el gordo”, “el tuerto”, pero naturalmente eran dados cuando el individuo había entrado en su madurez.

El sistema de sobrenombres que más se extendió entre los siglos X y XIII fue el de patronímicos, ya fuera empleando como los musulmanes y los hebreos, el afijo equivalente a “hijo” antepuesto el nombre del padre (“ibu” en Árabe y “ben” en Hebreo), tal en Normando “Fitz”, en Galés “Ap” en Irlandés “O” y en Escocés “Mac”, o bien posponiéndolo en forma de sufijo a la usanza sánscrita, como en Alemán “sohn”, en Inglés “Son”, en Escandinavo “sen” y en Ruso “vitch”, o tomando la terminación latina “ides” o “is” (de Lucidium, Lucidez; de Andre, Andreis) derivada del Griego “eides”, “ides”, “is”, como es el caso Español y Portugués donde se conviertieron en “ez” y “es” respectivamente: de Gonzalo, González y Gonzales, de Sancho, Sánchez y Sanches.

En algunos casos el patronímico se derivó del nombre latino, ej.: de Joannes, Annes o Anes; de Moneo, Moneonis y Moniz; de Fafe, Fafes; en otros se conservó en el patronímico la misma forma del nombre como en Abril, Alfonso, Aires, Arias, Froila (a veces Froilaz), Garcés, García, Gualter, Lorenzo, Vicente, y en otros empleando el prefijo hebreo “ben” como de Egas, Benegas, Beniegas, Biegas, Venegas, Viegas y Villegas.

Como los nombres propios que en aquellos tiempos gozaban de preferencia eran muy pocos, pronto se multiplicaron los correspondientes patronímicos dando origen a numerosos homónimos de diferentes y hasta de las misma familias, muchos de ellos contemporáneos entre sí, de donde resultan abundantes confusiones de personas que impiden distinguir sus respectivas identidades, sus parentescos, sus enlaces, sus hechos y sus descendencias.

Estas confusiones que en muchos casos llegan a ser desesperantes, hicieron necesario recurrir a otros medios de identificación de los individuos y de las familias que tuvieron carácter más distintivo y empleo más exclusivo.

TOPONÍMICOS.

A juzgar por los documentos medievales, la manera de distinguir a los diversos homónimos que más antigüedad acusa, consistió en designar a cada quien por su oficio u ocupación habitual. En los apelativos así aplicados a burgueses y campesinos tienen su antecedente los apellidos tecnonímicos tales como Abogado, Bachiller, Campero, Carpintero, Labrador, Pastor, Pedrero, Pescador, Vaquero y similares, que claramente indican la fuente de su origen.

Entre hidalgos y caballeros, puesto que sus oficios (Alcalde, Barón, Canciller, Conde, Cónsul, Dux, Gobernador, Teniente) eran precarios –si bien hubo casos en que duraron toda la vida del dignatario y aun llegaron a ser transmitidos a los hijos- y como los calificativos derivados de sus derechos propios e inalienables (Señor, Infanzón) carecían aisladamente de significación propia y requería la especificación del lugar de dominio, se empleó el topónimo correspondiente al señorío de cada individuo para reconocer a las diferentes personas, precedido siempre de la preposición “de” en sentido de posesión o pertenencia, formándose de esta suerte los apellidos toponímicos que, por su propia naturaleza fueron desde luego privativos de las clases altas a las cuales quedó restringido su uso durante varios siglos.

La función denominativa de estos apellidos fue en sus principios muy precaria pues estando regidos por los títulos de señorío seguían a éstos y no a los individuos quienes solamente podían usarlos mientras conservaran la propiedad de los bienes respectivos.

Andan el tiempo se fue desarrollando la costumbre, que no llegó a definirse y arraigarse sino hasta el siglo XV, de aceptar definitivamente como apellido de familia el que hubiese sido usado por tres generaciones consecutivas por lo menos.

En lo expuesto radica la causa, por una parte, de que los apellidos medievales no pasaran en ningún caso de generación en generación, y por otra, de que los patronímicos y tecnonìmicos se propagaran extensamente y adquirieran un viso de vulgaridad, en tanto que los toponímicos fueron, y aun son, muy raros y denotaban cierta distinción.

Tal peculiaridad asumió especial significación en Portugal por haber sido sólo cinco familias del periodo leonés-portugalense y del primero de la monarquía nacional –Ribaduro, Amagia, Baias, Sousa y Bragansa- las que integraron el tronco de la primitiva nobleza del reino y las que durante la repoblación de la reducida área de Entre Douro-e-Minho después de su reconquista, fundaron las “vilas” que más tarde habrían de ser las “quintas” o casas solares de sus descendientes.

Además, habiendo sido muy usual en ese país la “vinculación por mayorazgo de agnación rigorosa y verdadera” en cuya virtud varios bienes señoriales de la misma familia eran vinculados en un solo título de señorío infanzonado que se usaba con exclusión de los demás y pasaba al primogénito por varonía de cada generación, el número de toponímicos que pudieron alcanzar a convertirse en apellidos de familia fue particularmente limitado.

No se sabe a punto fijo cuándo comenzaron a emplearse los nombres de los bienes de señorío como apellidos personales pero ya en el siglo VIII se ve marcadamente la tendencia de designar de tal modo a los individuos.

Sin embargo, el nombre latino AVELARIA, no aparece sino hasta el siglo XI relacionado por primera vez con alguna persona o dignidad no obstante que desde dos siglos antes ya se les encuentra como topónimo de diferentes lugares de Entre Douro-e-Minho.
En efecto, en 1099, después de la derrota de Almanzor por Don Munio de Viegas, Señor de Gascoña, y de sus hijos Don García y Don Egas Moniz, llamados “Los Gascos”, fundadores de la estirpe de Ribadouro, surge aquel Caballero como “Comes Gubernator Generalis” de los “Territorios” de Anegie y AVELARIAM, y su hijo Don Garcia como “Locum Tenens” de la “Terra” AVELARIA. Este último fue después Gobernador General de los “Territorios” de Lamecum (Lamego) y Penafiel de Canas, cargos que heredó de su suegro Don Sisnando Vilulfiz.

Por lo que respecta a propiedades con el nombre de AVELARIA, la más remota noticia de que de ellas se encuentra en documentos medievales, consta en el testamento del célebre Conde de Galiza e Portucale (Oporto), Don Hermenegildo Gonçalvez o González, abuelo del mencionado Don Munio Viegas, quien a mediados del siglo X contaba entre sus cuantiosos bienes, cuya lista ocupa varias páginas, diversas “vilas” AVELARIA; sin embargo, ni él ni ninguno de sus aludidos descendientes son en caso alguno mencionados como Señores de AVELARIA y por tanto se colige que nunca usaron tal apelativo.

En esos documentos no se dice como llegaron dichas “vilas” a poder de Don Hermenegildo, pero habiendo sido hijo del poderoso Conde gallego “De Tuy, de Portucale e Cella Nova”, Don Gonzalo Guterres y descendiente por varonía de Don Mendo de Rausona según allí mismo se atesta, es fácil deducir que los haya recibido por herencia de sus antepasados.

De Don Hermenegildo las “vilas” de AVELARIA pasaron a su hijo, Don Egas Moniz de Gascoña, después al hijo de éste, Don Munio Viegas de Gascoña, de él a su hijo Don Egas Moniz de Ribadouro de quien las heredó su primogénito Don Munio Viegas de Ribadouro, luego, por repartición hereditaria, a sus hijos Don Egas Moniz “El Gasco”·de Ribadouro y Doña Elvira Moniz de Ufe, y de aquí en adelante se dividen en diversas líneas y nombres variados.

La esposa de Don Hermenegildo, la famosa Condesa Doña Mumadona Dias, comprò en 949, después de enviudar, la antigua colonia romana Talabriga (entonces ya casi despoblada) junto con las salinas vecinas y le dio por nombre ALAVARIO, metátesis de AVELARIA, y al morir, en 959, le dejó como herencia al monasterio de Vimaranes que ella misma había mandado edificar en la aldea de este nombre, hoy la ciudad de Guimaraes. Los frailes de ese cenobio trocaron ALAVARIO en 975 por otras tierras más cercanas a él con Don Ero de Arauca, ·Senhor de Vale de Moldes” y en los documentos de tal trueque se le llama indistintamente ALAVARIO, ALAVERIO y ALAVEYRO, así como en el testamento de Don Ero que la menciona entre los bienes que dejó a su hijo Don Egas Eres de Ialha (1021).

Este Don Egas fundó en un arrabal al Sur de ALAVEYRO una villa con el nombre de Ialha –ALAVEYRO que después se convirtió por elisión en Ialhaveyro, luego Ilhaveyro para quedar finalmente en AVEYRO para la villa que ahora es la ciudad de tal nombre, e Ilhavo para el arrabal, hoy el barrio de Ilhavo o Vila Antita, cerca de la cual estaba la aldea de Vera Cruz, hoy Vila Nova, donde Don Egas mandó construir la iglesia de Vera Cruz demolida en 1879 para ser reedificada sin que hasta recientemente se haya construido más que las paredes del nuevo templo.

AVEYRO pasó por herencia de Don Gonçalo Viegas, hijo de Don Egas, quien a su vez la dejó a uno de sus vástagos, Don Fernao Gonçalves de Marmel, y éste a su hija Doña Teresa Fernández de Marmel, casada con Don Mem Viegas de Sousa (1091), sin formar apellido.

Este matrimonio trocó la Villa de AVEYRO por otras tierras con Doña Elvira Moniz de Ufe quien, como ya se ha visto, poseía por herencia de su padre, Don Munio Viegas de Ribadouro, varias villas AVELARIA, casi todas con el nombre ya aportuguesado de AVELAYRA o su plural con toponimia, AVELAYRAO así como AVELEYRA y AVELAYRAO, o su colectivo AVELEYDA, en diversos lugares, a saber: en el “Julgado” (antes “Terra”) de Louzada, la “Vila AVELAYRAO” y la “Quinta AVELANEDA (la antigua “Vilela”); en el “Julgado” de Maia (antes Amalgia), la “Vila AVELAYRAO” con el cenobio femenino AVELEYRAO o VELAYRAO, y la “quinta AVELANEDA”; en Riba de Ave, la “Vila AVELEYRA de Riba de Ave” con su convento, el “Castro” de Banfinas de AVELEYRA, cerca de Eriz construido seguramente por Don Egas Eres o Eris, y la “Vila AVELAYRAO” con el cenobio femenino de AVELEYRAO o VEYRAO cerca de Lanhoso, y en Cinfaes, la “Vila AVELAYRA”, a las que vino a agregarse la susodicha Vila de AVEYRO que así se reincorporó al acervo patrimonial de su origen.

Doña Elvira Moniz de Ufe fue casada en primeras nupcias con Don Pedro Fernández de Bragança (1114) y en segundas con Don Pedro Froilaz de Trava, habiendo donado por ese tiempo la “Vila AVELEYRAO” de Louzada a su sobrina Doña Urraca Viegas, hija de su hermano, Don Egas Moniz ·El Gasco” de Ribadouro, y posteriormente “ama” (en el sentido antiguo) de la reina Doña Mafalda. Doña Urraca, a su vez, donó después esa “vila” al monasterio de San José de AVELEYRA de Tarouca, según consta en el “cartórico” de ese cenobio.

De su primer matrimonio tuvo Doña Elvira dos hijos, Don Vasco Peres de AVELEYRA o AVELEYRAO, así llamado por haber heredado los casales de esos nombres, excepto el de Louzada, y Don Paio Peres de AVELANEDA que heredó las “quintas” así nombradas por Louzada y Maia, primera vez que aparecen tales nombres como antroponímicos.

La Villa ALAVEYRO o AVEYRO y la Villa AVELAYRA de Sinfaes, fueron dotadas por Doña Elvira a la hija que tuvo de su segundo enlace, Doña Elvira Peres de Trava al desposarse con el Conde Don Gome Nunes de Pombeiro. De este casamiento nacieron dos hijas, a la primera le tocó la Villa AVELAYRA y fue llamada Doña Chama Gomes de AVELAYRA, casada con Don Paio Soares de Maia, de quien pasó a su hijo Don Pedro Pais de Maia y de este a su segundón Don Martín Peres quien abrevió el nombre de la villa llamándose “de AVELA; su hijo, Don Martin Martins de AVELA, apodado “El Abuelo” por parafonia de AVELA fue el tronco de los AVELA, AVELAS y AVELOS. Uno de sus descendientes de esta rama pasó a Aragón a mediados del siglo XIII para entrar al servicio de Don Jaime “El Conquistador” y después de la conquista de Jumilla estableció en dicho reino casas solares con el nombre aragonesado de ABELLAN, llamándose Don Pedro Tomás de ABELLAN del cual proceden los de este nombre así como los ABELLANAS, también de Aragón, y los AVELLAN y AVELLANAS de Castilla.

Estos datos, tomados de fuentes portuguesas, con sus corroborados por el nobiliario español de Moroto, donde al referirse a los apellidos últimamente mencionados, dice: “La infanzonada casa y apellido nobiliario de AVELLAN trae su origen del reino de Aragón, de donde vinieron con su rey Don Jaime “El Conquistador” a Murcia. Don Pedro Tomás de AVELLAN conquistó Jumilla y de su mismo tronco proceden los AVELLANAS. En la certificación de Blasones de la Real Cancillería de Granada, en 1641, se lee: Los de este apellido y linaje de AVELLAN son muy ilustres, buenos y antiguos hidalgos pues descienden de la vieja y ahora desaparecida estirpe de los AVELEYRA de Portugal. De allí salió también la rama que se radicó en Lorca y en Granada”.

A la segunda hija de Doña Elvira Peres de Trava, llamada Elvira Gomes, le tocó ALAVEYRO o AVEYRO y habiendo casado con Don Gualter de Gouveia tuvo una hija, Doña Elvira Gualter de Gouveia e AVEYRO, amante del primer rey de Portugal, Don Alfonso Henriques, a lo cual se debió que este monarca mandara reconstruir la iglesia de Vera Cruz y le dieran fueros a la villa en los cuales ya aparece definitivamente con el nombre de AVEYRO. Don Alfonso y Doña Elvira donaron más tarde esa villa a su hija ilegítima, Doña Urraca Alfonso de AVEYRO, donación que fue confirmada en 1177 por Don Sancho I, hijo y sucesor de Don Alfonso.

Doña Urraca, que fue casada con Don Pedro Alfonso de Tarouca, dejó de herencia AVEYRO a su hijo el famoso Don Abril Peres de Lumiares, de Tarouca e de Lamego, quien junto con su hermana, Doña Aldara Peres de Arauca, hizo donación de cuantiosos bienes al monasterio de San José de AVELEYRA, de Tarouca, entre los cuales iba AVEYRO sin incluir Ilhavo, que ya no volvió a ser señorío de familia por lo cual no hubo estirpe de ese nombre. Las personas que en los siglos XV y XVI usaron tal apellido (Jose Alfonso de Aveiro 1480, notable piloto; Joao Alfonso de Aveiro 1495, escritor y Frei Pantaleao de Aveiro 1563, religioso franciscano) se lo adjudicaron por haber nacido en Aveiro mas no porque pertenecieran por sucesión a sus familias.

Igual suerte corrió el nombre de VELARIA que se derivó de las “vilas” AVELARIA que le tocaron a Don Egas Moniz ·El Gasco· de Ribadouro las cuales fueron heredadas por su hijo Don Lourenço Viegas de Ribadouro; éste las cambió y abrevió el nombre llamándolas como queda dicho, VELARIA y las dejó de herencia a su hijo Don Egas de Lourenço; de éste pasaron a su hija Doña Urraca Viegas y luego a la hija de ésta, Doña Sancha Nunes, casada con Don Abril Peres de Lumiares quien también las donó al monasterio de San José de AVELEYRA, de Tarouca no habiendo llegado a formar apellido de familia.

Volviendo nuevamente a Don Vasco Peres de AVELEYRA o AVELEYRAO y a su hermano Don Paio Peres de AVELANEDA, se advierte que el primero tuvo dos hijos, Doña Urraca Vasques, legataria de la “Vila AVELEYRA de Riva de Ave”, y don Fernao Vasques que heredó la “Villa AVEYRAO, cerca de Lanhoso, desde entonces llamada también VELEYRAO, VEYRAO, VIEYRAO y finalmente VIEYRA (hoy Vieira de Minho). De don Fernao pasó esta “vila” a su hijo, Don Rui Fernández de VEYRAO y después al hijo de éste, Don Diego Rodríguez de VIEYRAO que fue el tronco de la familia VIEYRA.

Doña Urraca Vasques se desposó con Don Pero Raimandes de Riba de Vizela y en esa ocasión recibió como donación de su tío, Don Paio Peres, la “Quinta AVELANEDA” de Louzada; años después compró al monasterio de San José de AVELEYRA, de Tarouca, la “Vila AVELEYRAO”, de Louzada, que Doña Urraca Viegas había donado a ese convento, tornando de esta suerte a juntarse en un mismo patrimonio esos dos casales que así pasaron a Don Reimendo Peres de Riba de Vizela, hijo de Doña Urraca y Don Pero, quien a su vez los dejó a su hija, Doña María Reimendes de Riba de Vizela, casada con Don Martín Dade de Aragón, hidalgo que llegó a Portugal en el séquito de la reina, Doña Dulce de Aragón, esposa del rey Portugués Don Sancho I.

En la época respectiva comenzó esa familia a abandonar tanto el topónimo AVELEYRAO para usar el de AVELEYRA simplemente puesto que ya no había razón para emplear el plural, como AVELANEDA por haberse anticuado siendo reemplazado por AVELEDA que es como de allí en adelante se lee en los documentos relativos.

En su matrimonio tuvieron Don Martín Dade y Doña María Reimendes una hija única, Doña María Martins, que al casarse con Don Estevao Dias de Mouriz de Sousa, llevó por dote a su matrimonio las “vilas” AVELEYRA” de Louzada y de Riba de Ave y la “quinta” AVELEDA de Louzada que heredó el único hijo que de esa unión hubo, pues ella murió al darlo a luz, el cual se llamó Don Vasco Martins Esteves de AVELEYRA.

Este título de señorío pasó de allí en adelante por la línea de varonía durante varias generaciones y es de él de donde a la postre se derivó el apellido de familia AVELEYRA que usaron los descendientes directos de aquel hidalgo.

Siendo, pues, Don Vasco el geneatra de la estirpe de este nombre, se le tiene que tomar como punto de partida para trazar la genealogía respectiva.

GENEALOGÍA


Ya se dijo que el objeto de un tratado genealógico es examinar los orígenes de la familia a que se refiera, mostrando su evolución, describiendo sus generaciones y trazando las biografías de las personas que las componen, con una orientación histórica y política.

En consecuencia se debe comenzar por averiguar quien fue el más remoto ascendiente por la línea de varonía para trazar desde allí el curso de su progenie.

A fin de encontrar el ancestro primitivo de Don Vasco Martins de AVELEYRA, tronco de la familia de ese nombre, hay que seguir la guía indicada por las siguientes citas de varios libros de linajes portugueses que concuerdan entre sí:

1.- “Parece provir a familia dos antigos AVELEYRAOS, juntamente com as dos Avelales e os dos Avelares, de dos Fonsecas”.

2.- “A familia dos Fonsecas parece provir de linahgem dos Ribadouro”.

3.- “A estirpe dos Ribadouro é a genuina dos “Gascos” chamados Meniz ou Mendes”

4.- Os antepasados dos primeiros “Gascos” proviram do Conde Don Hermenegildo Guterres e de su mulher Doña Hermelinda Arias.

5.- (Tomado de los libros de linajes españoles) El Conde Hermenegildo Gutiérrez procede de la Real Casa de Celanova, Galicia, y reconoce por tronco al Rey Godo Egica que empezó a reinar en 687, fue sobrino del rey Wamba y casó con Egilona, hija del rey Ervigio, su antecesor”.

Las crónicas no dan noticia de quiénes fueron los progenitores de Wamba; el Chronicon Mundi” de Lucas de Tuy dice solamente refiriéndose a él, REGALI SANGUINE ORTUS, suponiendo que era de origen real o de sangre real de los godos, pero esto parece una simple conjetura del tudense pues nada dice de ello San Julián a quien copió el citado Lucas de Tuy.

Como quiera que sea, nadie dice quienes eran los padres de Egica ni por qué líneas es éste sobrino de Wamba. Algunos autores suponen que fue hijo de Ardobasto, un joven griego desterrado de Constantinopla, pero otros afirman que éste no fue el padre de Egica sino de su suegro Ervigio.

Tampoco en cuanto a su descendencia hay completa claridad ni se explica con precisión por qué don Hermenegildo Guterres “lo reconoce por tronco”, pero tomando datos aislados y fragmentados esparcidos en varios trabajos de autores diversos, se puede establecer con visos de exactitud bastante plausibles que Egica tuvo en su juventud un hijo llamado Rachi y otro de nombre Aistulfo que se fueron a servir a las órdenes de los reyes lombardos. Después de haber sido electo rey de los visigodos y a edad muy avanzada, Egica se casó con Egilona de quien tuvo a Witiza, penúltimo rey de ese pueblo.

Aistulfo o Astolfo, que a su vez fue después electo rey de los lombardos, se casó con Ciseltruda, de quien tuvo dos hijos, Desiderio que fue primero Duque (General) de Brescia y de Istria y después del último rey lombardo, casado con Ermenegarda y cuya hija Desiderata fue esposa de Carlomagno; y Mendo o Ermenegardo, Conde (Gobernador) de Avelino y luego de Rossano.

Ya se dijo como llegó Don Mendo a Galicia y entró al servicio de Don Alfonso I, El Católico, Rey de Asturias, entroncado también, aunque por diferente línea, con la Real Casa de Celanova por haber sido hijo de Pedro, Duque (General) de Cantabria y descendiente de los reyes visigodos de Galicia, Leovigildo, Recaredo y Hermenegildo; además Don Alfonso fue Príncipe de la Milicia en los reinados de Egica y Witiza, abuelo y tío, respectivamente de Don Mendo.

Cuando el mencionado monarca asturiano llevó la guerra contra los muslimes aprovechando las luchas civiles entre árabes y berberiscos, logró entrar en Galicia, 742, con sus hijos Fruela y Vilmarano ayudado por los gallegos que se sublevaron en masa, y quitó a los árabes las plazas de Lugo, Tuy y Orense para avanzar finalmente sobre Lusitania arrancando toda esa región al poder musulmán.

Iniciase entonces un largo periodo de guerras entre asturianos y leoneses que se disputaban la posesión de aquellos reinos, en tanto que portugueses y gallegos, siempre rebeldes a los reyes de León y en constante contienda con los asturianos, pugnaban por constituirse en reinos independientes.

Don Mendo de Rausona, después de la conquista de Galicia y de Minho en la que participó junto con Vimarano, se fue temporalmente a León donde contrajo matrimonio con la Condesa Doña Joana Romais, hija del Infante Romao Bermudes, hijo legítimo del rey Bermuda de León y por tanto hermano de Fruela I de León que a la sazón reinaba.

Al regresar Don Mendo a Portugal junto con su esposa, emprendió la repoblación de la región conquistada fundando múltiples lugares con nombres que recordaba a su antiguo Avelinese: AVELA, AVELAS, AVELARIA, AVELARIANI, MONFORTE y BAIAO, o que se derivaban de los suyos personales: Menendiz, Rausendiz, Roosendi, Resende.

Dos hijos tuvo Don Mendo en matrimonio, Rausendo Mendiz que se casó con Munilona, hija del rey Fruela I de Asturias y de su esposa Munia Ximena, y Froia Mendiz, casado con Aldonça Rodrigues, hija de Rodrigo Romais Conde de Monterroso y hermana de Joana Romais, de cuyas descendientes provienen los Pereyra, los Palmeyra, los Cerveyra, los Ambia, los Sotelo, los Portocarreiro y, por una rama femenina, los Pimentel, todos los cuales, excepto los Pimentel descienden también, por líneas femeninas, de Don Rausendo Mendiz debido a varios enlaces matrimoniales habidos en diversas generaciones entre los vástagos de ambos germanos.

Hijo de Don Rausendo y de Doña Gaudiosa fue don Mendo Rausendiz, casado con Doña Aragunda Cidiz de quien tuvo a Don Guterre Mendiz de Roosendi, esposo de Doña Berengilda Roriz y padre de Don Ermenegildo Guterrez, famoso Conde gallego de Porto (Oporto), y de Tuy, que casó con Doña Hermesinda Arias de Sigal y Puerto Marín, hija de Arias Miro, descendiente del rey suevo de Galicia, Ariamiro o Artamiro (siglo IV).

Fue don Ermenegildo Mayordomo Mayor del rey Alfonso III de León en cuyo tiempo se rebeló un caballero llamado Witiza; el Conde lo batió, lo derrotó y lo aprehendió en la batalla de Avelas (heredad de Don Ermenegildo y lugar fundado por Don Mendo de Rausona) y el rey le dio como recompensa todas las tierras del rebelde.

Sin embargo, cuando Alfonso III de León se hizo coronar rey de Galicia, Don Ermenegildo se apartó de él y asumió resueltamente la defensa de la independencia de su país poniéndose a la cabeza de los Condes gallegos cuyas revueltas para substraerse a la soberanía de León se intensificaron con ardor.

El primer hijo de Don Ermenegildo Guterrez que fue Don Guterre Arias Mendes, Conde de Oporto, Tuy y Celanova se casó con Doña Ilduara Ermegildes de Vila Abrigosa. El segundo, Don Gonçalo Mendes de Salas fue padre de Fernán Gonçalves que aparecerá nuevamente más adelante. Después de él tuvo una hija, Doña Elvira o Munia Mendes que fue esposa del rey Ordoño II de León; luego otro hijo, Don Arias o Aires Mendes, Conde de Minho cuya hija Doña Godo Arias o Aires casó con el Rey Sancho I que reinó Galicia.

Tuvo además don Ermenegildo otros dos hijos, Repuciano y Milena o Elvira Mendes, esposa de Alfonso III de León.

A lo largo de todo este tiempo Galicia sufrió en diversas ocasiones los vandálicos asaltos de los “bárbaros del Norte”, los feroces normandos, que varias veces llegaron a sus costas sembrando la muerte y la desolación.

El primer asalto efectuado por los normandos (843) siendo rey de Asturias Ramiro I, fue rechazado por Don Ermenegildo Guterres, que entonces era Conde de la ciudad marítima de Brigantio (Betanzos) que tenía a La Coruña como colonia. Los piratas fueron desbaratados por dicho Conde y obligados a huir después de sangrientos combates.
Bajo el reinado de Ordoño I de Asturias los normandos llevaron a cabo su segundo ataque y Don Ermenegildo volvió a derrotarlos completamente con lo cual quedaron tan escarmentados que durante un siglo no se presentaron más en las costas de Galicia.

Don Guterre Arias Mendes heredó todos los oficios de su padre y además fue nombrado, como ya quedó anotado, Conde de Celanova por Alfonso III; de su esposa, que es venerada en los altares de Portugal como Santa Ilduara, tuvo los siguientes famosos hijos:

San Rosendo (Guterres); Santa Aldara (Guterres); Eldegunda Guterres, casada con Gonçalo Froilaz, descendientes de Froia Mendiz; Adosinda Guterres casada en primeras nupcias con Abuclan Abonaçar de quienes fue hija Ortiga Abuclan, amante de Ramiro II, y en segundas con Ximeno Dias; Centrode Guterres, esposa de Nuno Alvares da Maia; Nuno Guterres, casado con Valasquita, y el mayor, Gonçalo Guterres, Conde de Porto, Tuy y Celanova al cual algunos autores llaman erróneamente Gonçalo Mendes por haberse casado con Teresa Mendes de quien tuvo a Ilduara Gonçalves, casada con Froia Gonçalves, hijo de Gonçalo Froilaz y por tanto su primo; a Galindo Gonçalves y a Don Ermenegildo o Mendo Gonálves, su primogénito, heredero de todos su cargos y honras entre las que se contaban las tierras AVELARIA, y casado con la poderosa Condesa gallega Doña Mumadona o Munia Dias, Hija de Don Diego Fernandes, hijo de Fernan Gonçalves y de su esposa Oneca, y hermana de Ximeno Dias a quien Ramiro II llamaba tío (tius meus domnus Exeminus)

Entre 931 y 950, Ramiro II dio a Mumadona, a la que llamaba “conlaza nostra”, la “vila” rural de Mellares; por esa misma época construyó esta dama el célebre convento de San Salvador y Santa María en Vimaranes, hoy Guimaraes, población que también ella fundó en el mismo sitio donde Vimarano estableció la “vila” de ese nombre.

El Conde Ermenegildo Gonçalves surge por última vez en 933 en una donación de Ramiro II al monasterio de Lorem y después en su testamento por el cual se sabe que con su esposa Doña Munia o Mumadona, tuvo nueve hijos: Don Gonçalo Moniz de Mendes, Dux Magnus, Conde de Portugal, casado con Moninha Bermudes; Elvira Moniz Mendes, segunda esposa de Ordoño III de León; Egas Moniz Mendes que heredó las tierras de Gasconha en Paredes y de AVELARIA en Riba de Ave y que fue el geneatra de la estirpe de los Gascos; Diego Moniz Mendes; Ramiro Moniz Mendes, casado con Adosinda Gormiri; Oneca Moniz Mendes esposa de Guterre Rodrigues; Nuno Moniz Mendes, muerto en su adolescencia; Continha Moniz Mendes, casada con Troitosendo Galindiz; Arriana Moniz Mendes, mujer de Ero de Arouca, Señor de Vale de Moldes, fundadora de la “vila” ARRIANA hoy el pueblo de Arrifana.

Tanto en el testamento de Don Ermenegildo (950), como en el de Mumadona (959), al hacer la distribución de sus bienes entre sus hijos se describen las diversas “vilas” AVELARIA que el famoso Conde había recibido de sus progenitores según consta “in colmellum genitori nostro”, así como la “vila” ALAVARIO que ella compró con las salinas vecinas.

Se nota tal riqueza de bienes en esos documentos que por sí sola es suficiente para demostrar la opulencia fabulosa de este descendiente de Don Mendo Rausona.

Como las devastaciones de los normandos habían llegado, en sus ataques antes mencionados, hasta la región de Minho, Doña Mumadona, temerosa de que se repitieran las tropelías de esos piratas, mandó construir el gran “crasto o citania de S. Fins de AVELARIA” hoy Sanfins de AVELEYRA, entre el Ave y el Avizella: “laboramivues” castellum quod vocitant Sanctum Petris in locum predicto AVELARIAN quod est huius monasterio constructum et post defenesaculo huius sancto cenobio concedimus” (el de San Pedro de Riba de Ave).

Por iguales motivos y en la misma época Doña Mumadona mandó erigir una gran torre cerca del Monasterio de Guimaraes en el “alpe” (monte) Latito para defensa y seguridad de los monjes y monjas.

A la torre se agregó una muralla construida también por Doña Mumadona, de la cual aun hay restos al oriente de la fortaleza que fue el origen del noble castillo de Guimaraes, cuna de la nacionalidad portuguesa.

Al entrar la generación Moniz Mendes, los hijos de Don Ermenegildo y de Doña Mumadona, los autores entran en grandes confusiones debido principalmente a que muchos de ellos, sin reparar en que por su madre, Doña Munia o Mumadona que había aportado cuantiosos caudales a su matrimonio, se llamaban Moniz además de Mendes por Don Ermenegildo o Mendo y les suprimen el patronímico derivado de Doña Munia y dan a entender que Don Gonçalo Mendes y Don Egas Mendes son personas distintas de Don Gonçalo Moniz y Don Egas Moniz y aun uno de ellos llega a llamar al primero Gonçalo Mendes y Gonçalo Moniz indistintamente en las misma páginas.

Esto, agregado a que Don Egas se fue de Portugal a Galicia acabando de morir su padre y permaneció largos años al lado de su tío abuelo, San Rosendo, que entonces era Obispo de Mondoñedo, introduce mayor perplejidad pues como no vuelve a figurar al lado de su madre, Doña Mumadona, algunos de esos autores tocan el extremo de desconocer que fuese hijo del Conde Don Ermenegildo y de su mujer.

LOS GASCOS

Lo cierto es que en 966, años después de que los pueblos desde Galicia hasta el Douro se rebelaran contra Sancho El Gordo quien los sometió, Don Egas y su hermano Don Gonçalo que gobernaba los Distritos fronterizos de Galicia y hasta el Sur del Douro, se sublevaron contra dicho rey al frente de “um grande exército” según los cronistas Silense y de Sampiro. Aunque la suerte de las armas no les fue muy favorable, el rey murió por esos días misteriosamente asesinado y entonces subió al trono Ramiro III quien al principio logró apaciguar los ánimos con una política más liberal.

A Don Gonçalo y Don Egas se debió, pues, la primer tentativa de los pueblos de Galicia (hasta el Mondego) para conquistar su libertad, tentativa que volvió a realizar un siglo más tarde el Conde Nuno Mendes, descendiente de Don Gonçalo.

Dos años después, 968-69, bajo el reinado del referido Ramiro III, aparece Don Egas Moniz, al lado de su tío abuelo, San Rosendo, y del Conde Gonçalo Sanches, combatiendo a los feroces normandos que realizaron un nuevo y último ataque a las costas de Galicia bajo el mando personal de su rey Gunderedo quien fue muerto y sus hordas totalmente aniquiladas por los mencionados caballeros.

Casi a raíz de esa victoria que debe haber sido sensacional en su época, surge Don Egas como Conde Gobernador de los Territorios AVELARIAN y Anegie comprendiendo las “tierra” de que eran Señor, de Gasconha AVELARIA, Sesnande, Midoes, Aguiar de Sousa, Recaredi, Sobreira, Vandoma, Mouriz, Astromil, Benviver y otras muchas, mas por haber tenido su residencia original en Gasconha se llamó por Egas Moniz de Gasconha Conde Gobernador de Anegie e AVELARIAM”

Después de la desastrosa batalla de Rueda (981), ganada por Almanzor a Ramiro III, el “Dux” y el Conde Don Egas fueron unos de los principales magnates gallego-portugueses que junto con los Condes Rui o Rodrigo Velasques y Gonçalo Sanches destronaron a ese rey y coronaron en Compostela al primo de él, Bermudo, casado con Elvira García, hija de García Fernandes de Castilla y de su esposa Ava, el cual fue después Bermudo II de Asturias y León y con cuya hija, Moninha Bermudes, se casó con Don Gonçalo según se deduce de la donación que el y su mujer hicieron de la “vila” rural de Treixedo (“Territorio” de Viseu) al monasterio de Lorvao en 981 siendo él Gobernador de Coimbra.

Don Egas Moniz de Gasconha se casó con Doña Urraca Ramires, hija bastarda de Ramiro II y de Doña Ortiga Abuclan, de la cual tuvo tres hijos, Don Munio Viegas de Gasconha que heredó sus títulos y honras entre las cuales estaban las “vilas” AVELARIA; Don Oneco Viegas, Obispo de Tuias, y Don Sisnando Viegas, Obispo de Porto (Portucale).

Como desde la ya referida batalla de Rueda el terrible Almanzor venía asolando constantemente esa región y haciéndola víctima de sus feroces tropelías habiendo llegado a tomar en 995 el castillo de Aguiar de Sousa y el Bandoma, según crónica de los Godos, Don Munio Viegas de Gasconha, sucesor de su padre en el gobierno de la región, organizó un poderoso ejército para batirlo con ayuda de sus hermanos Oneco y Sisnando y de sus hijos, Don García Moniz de Ribadauro, Don Mem Moniz de Ribadauro y Don Egas Moniz de Ribadauro, tenidos con su esposa Doña Velida Troitosendes, hija de Troitosendo Galindes, hijo de Galindo Gonçalves, y “com os seus muitos e bons cavaleiros e muitos e bons escudeiros filhos de algo, combate com grao peça de Mouros por muitas vezes e vence-os outras tantas, até lhes conquistar toda a terra por Riba de Douro acima, de uma parte e da outra”.

Iníciase aquí el periodo de las “parcialidades” que fueron los elementos de donde germinó la nación portuguesa y que tuvieron en Minho su núcleo principal especialmente en el periodo leonés-portugués y el primero de la monarquía que le sigue.

La designación de “parcialidad” se aplica a cada una de las “partes” de la antigua nobleza portuguesa o sea al conjunto de generaciones nobles descendientes de un mismo tronco constituido por alguno de los próceres de aquella época.

De acuerdo con uno de los Libros de Linajes, la antigua nobleza de Portugal se dividía solamente en cinco “parcialidades” principales: Los “Baiaos”, los “Braganças” o Bragançaos, los “Gascos”, los “Maias” y los Sousas, que corresponden a los nombres de sus asientos primitivos o principales: las “terras” de Baiao, de Bragança, de Gasconha, de Maia y de Sousa, respectivamente.

Los orígenes de estas “parcialidades están más o menos rodeados de hechos tan singulares que los que no son realmente legendarios tiene mucha apariencia de serlo; con el propósito de esclarecerlos o rectificarlos, se agregaron a ellos posteriormente otros hechos, pero la costumbre general entre los linajistas de no citar las fuentes de sus informaciones conducen a obscuridades que no permiten ahora distinguir lo que pueda ser verídico en esas tradiciones.

A pesar de esto, los monumentos suministran a veces algunas luces en el sendero de los linajistas que indican que la verdad no se aparta esencialmente de las aludidas tradiciones.

Sin entrar en detalles inconducentes al propósito de este trabajo, sólo es pertinente mencionar quiénes fueron los troncos de esas cinco “parcialidades”.

“Baiaos” o “Baices”.- Esta “parcialidad” proviene de un caballero llamado Don Araldo Gudes, hijo de Don Guido Zambertiz de Spoleto, que llegó, según unos, de tierras alemanas después de 982 y, según otros descendientes de uno de los cinco caballeros que habían venido con Don Mendo de Rossano o Rausona. Sea como fuere, Don Araldo sirvió al rey leonés Bermudo II combatiendo a los sarracenos, libertó de infieles las tierras de ambas márgenes del Bouro y estableció su asiento en Baiao, cerca de ellas.

“Maias”.- Tiene por tronco a Don Trastamiro Aboa Aboaçar, descendiente del rey leonés Ramiro II por línea bastarda de Doña Ortiga Abuclan, quien libertó la “terra” de Maia que se extendía desde al Douro inferior hasta el Lima.

“Braganças” o “Bragençaos”.- Menos glorioso que el de las demás es el origen de esta “parcialidad” pues proviene de un sujeto matricida, patricida e infame del que no se saben más que violencias y bajezas. Tal fue Mem Alao cuya descendencia, no obstante, emparentó con el primer rey de Portugal y tiempos después dio origen a la Casa Real de Braganza.

“Sousas” o “Sousaos”.- Proviene de Echigi Gicoi de quien tampoco se sabe nada edificante.

“Los Gascos”.- Los nobiliarios medievales dan principio a esta “parte”, la más ilustre de la antigua nobleza portuguesa, con Don Munio Viegas, natural y Señor de Gasconha, hijo de Don Egas Moniz de Gasconha y padre de Don Garcia, Don Mendo y Don Egas Moniz de Ribadouro que fueron ya presentados en párrafos precedentes.

Hay autores que, dejándose llevar por la fantasía de una absurda leyenda, aseguran que Don Munio Viegas de Gasconha llegó a Galicia y Portugal con sus hermanos e hijos procedentes de la Gascogne francesa al frente de un gran ejército para ayudar a los cristianos contra los moros, pero Don Rui de Azevedo con el respaldo de la Academia de la Historia de Portugal ha demostrado que esto es falso y que los padres de Don Munio eran “nobles portugalenses poderosos y ricos de bienes en Portugal” y que el lugar de su origen es Gasconha, de Portugal, de donde fueron Señores y Gobernadores y por largo tiempo residentes desde que su primer antepasado, Don Mendo de Rousana, las arrancó del dominio árabe, y por lo cual se les dio el alcuño de “Los Gascos”.
La línea de Don Egas Moniz de Ribadouro se ramificó extensamente y el hecho de que en sus generaciones sucesivas abundaran los nombres propios personales de Egas y Munio con sus correspondientes patronímicos, Viegas y Moniz, da lugar a un sinnúmero de confusiones pues es tal la abundancia de Munios Viegas y de Egas Moniz que, si no se tiene meticuloso cuidado para distinguirlos por sus títulos de señorío o por sus alcuños, se cae en errores crasos que han inducido a autores poco escrupulosos a trabucar las noticias de Don Egas Moniz “O Velho” con las de Don Egas Moniz “O Gasco” a las de Don Egas Moniz “ “O Aio”, o bien con las de Don Egas Moniz de Ribadouro con las de Mem Moniz de Benviver, y así hasta el absurdo de atribuir al abuelo de la esposa del nieto o viceversa sin percatarse de las fechas.

De la “parcialidad” de “los Gascos”, Don Garcia Moniz de Ribadouro constituye la línea de varonía por haber sido el primogénito De Don Munio Viegas da Gascocha de quien fue sucesor de todos sus cargos. Los cuantiosos bienes que heredó o adquirió estaban situados en una extensa región que abarcaba las “terras” de Penafiel, Riba de Ave, Benviver, Aguiar, Baiao, Gelmir, Arouca, Paiva y Tarouca, pero fue Don Egas Moniz de Ribadouro quien heredó las “vilas” AVELARIA de sus antepasados.

Don Garcia es, además, el más notable de los tres hermanos pues todos los linajistas lo consideran como la figura principal, después de su padre, en las luchas con Almanzor y hasta hay algunos que aseguran que murió heroicamente combatiendo en la reconquista de Ribadouro en 999, lo cual es inexacto pues Don Garcia vivía aun a mediados del siglo XI cuando bajo el reinado de Fernando El Grande, rey de Castilla y de León, asistió con su hijo Don Ruy o Don Rodrigo Garcia a la liberación de la “tierra” y el castillo de S. Martinho de Mouros, de donde provienen las estirpes de Fonseca, de Matos, de Cardoso, que corresponden a otras tantas notables “quintas” o “paços” fundados por sus descendientes y que ahora son poblaciones de nombres iguales. Vivía todavía, así mismo en 1065 cuando el citado monarca hizo rey de Galicia y Lusitania a su hijo Don Garcia dándole así a esa región su autonomía si bien no su libertad como se verá más adelante.

Esperanzado Don Garcia Moniz en que con el rey Don Garcia se realizarían las aspiraciones de independencia de gallegos y portugueses, le hizo, para proporcionarles estabilidad económica una donación en unión de su esposa Doña Elvira, tan cuantiosa, por cierto, que asombra la longitud de la lista de los bienes que comprendía. Esta donación es reconocida y declarada por el propio rey Don Garcia diciendo que todo lo que recibiera “venit mihi de parentorum et de aviorum suorum e fuit de Garsea Muniniz et uxor sua Ielvira tam de abiorum quam etiem de comparato” . Sin embargo, éstos no eran mas que una pequeña parte de los bienes que Don Garcia Moniz poseía después de la repartición con sus hermanos.

El reputado linajista Don Manuel de Sousa da Silva escribió los versos que a continuación se copian en lo que se refiere a las familias descendientes de Don Garcia:

Morou lá em Benvivir
Garcia Moniz de quem vem
Os Monizes em Gelmir
E desde Ave eté Feyra
Os Fonseca, os Aveleyra
E os Coutinho também.

Hay aquí, sin embargo, una inexactitud flagrante con el evidente propósito de halagar a las familias que llevan el nombre de Moniz pues ninguna de ellas descienden de Don Garcia ni de sus hermanos y además, los linajes que provienen de este hidalgo tienen apellidos toponímicos derivados de sus respectivas heredades pretéritas y no al patronímico de Moniz que por sí solo indica un origen mucho más reciente e impreciso.

La “vila” rústica llamada Gasconha estaba situada dentro del actual Concejo de Louzada que entonces pertenecía a las “tierras” de Penafiel y de Paredes de la que “Los Gascos” fueron dominadores.

Las diversas “parcialidades” mezclaron sus sangres desde luego y de allí se derivaron varias “parcialidades” secundarias que los documentos del siglo XIII designan con los nombres de “Mílites Spinelis” (con heredades en la “tierra” de Aguiar de Sousa); “Mílites Carapecis” (en Santa Cruz de Riba de Tamega); “Mílites Ferraribus” en la “tierra de Condomar”; “Mílites de Fonseca” (en San Martinho de Mouros); “Mílites Lusiia (en Gondomar); “Mílites Babilonia” (en Maia).

En los mismos documentos se encuentran menciones de las “partes” secundarias de los Carramondos (en Maia y Riba do Minho); de los Calças (en la “tierra” de Froiao); de los Nóbrega (en la “tierra” del mismo nombre); de los Teixeira (en las “tierras” de Penaguiao, Masao Frio y Panoias); de los Briteiros (en la “tierra” de Maia); de los Ferreryra y de los Brandoes (en la misma “tierra”); de los Melo (en Felgueiras); de los Matos (en Ferreiros de Tendais y Aregos); de los Machado, Gusteiro y Arufo (en Valadares de Riba do Minho) etc., linajes de que fue heredera una numerosa nobleza pero que, con muy contadas excepciones, no perpetuaron esas viejas designaciones en los actuales apellidos.

Las “parcialidades” tuvieron desde el siglo XI el dominio administrativo y político de grandes extensiones territoriales comprendidas dentro de los respectivos ámbitos de influencia siguientes:

Los Baiao:: Desde el Tamega hasta el Marao.

Los Braganças: Desede Chaves a Bragançay al Douro y del Távora hasta allende el Coa inferior.

Los Gascos: Desde el Sousa hasta el Douro y desde Arouca a Távora.

Los Maias: Desde el Douro al Lima.

Los Sousas: Desde el Marao al Tua y del Sousa al Tamega.

En estas zonas, las “parcialidades” ejercían las funciones de “vicarii”, “maiorini” y “mandantes de Terra” por delegación de los reyes leoneses, así como “maiordomi” y “judices” subalternos hasta la entrada del siglo XIII.

En las más de las veces, los altos cargos inamovibles eran desempeñados por los jefes de las “parcialidades” en los distritos donde poseían los bienes propios o patrimoniales-

Sus nombres son venerables, todos fueron excelentes patriotas que se puede considerar que la libertad portuguesa fue obtenida por el esfuerzo de estas “parcialidades” nacionales que solamente se esfuman, diluyen y desaparecen cuando esa libertad quedó asegurada.

A partir de la preeminencia de los Sousas, esos próceres van cesando rápidamente junto con sus altos cargos administrativos y militares de “Tenientes de Terras” o distritos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me gustaria poder contactarme contigo, para darte más datos de la familia Aveleyra y del Moral.
Te dejo mi correo.
anzuresags@prodigy.net.mxt

Unknown dijo...

Quisiera saber mas sobre él apellido Avelleyra