Las esperanzas que los patriotas portugueses y gallegos habían cifrado en el rey Garcia, se vieron pronto defraudadas pues este espurio monarca se convirtió en un déspota atrabiliario que cometió los más infames excesos inclusive contra quienes lo habían recibido con la mayor generosidad.
Don Garcia Moniz murió sin ver a su patria libertada de ese sátrapa, pero su hijo, Don Rui o Rodrigo Garcia de Ribadouro, Conde de Paiva y Dux de Viseu, casado con su prima Doña Vivilde Viegas de Ribadouro, hija de Don Egas Moniz, exacerbado por el terror y los tiránicos atentados de ese rey odiado por todos, se rebeló contra él poniéndose al frente de los demás Condes gallegos y portugueses, entre los que se contaba Raimundo de Borgoña, ante lo cual el furor del déspota se convirtió en demencia y su crueldad no conoció límites, hasta que finalmente fue derrocado por dichos hidalgos que, cansados del yugo de Garcia decidieron sacrificar su independencia para recuperar sus libertades y le ofrecieron su sumisión al rey Sancho de Castilla y León, hermano del destronado.
Por los documentos de esa época se sabe que Don Rofrigo Garcia era desde 1092 Gobernador de las “Terras” de Sanfins, Aregos y Lamego y Señor de Lubozain y de otros muchos lugares situados en Sanfins, Aregos, Lamego, Leomil, Aramar, Tabuaco y Moimenta de Beira y que hizo varias adquisiciones entre el Paiva y el Bestança (Porcas), Lugrelhos, Sobrado, Teixeiro, Travaços, Urvao y Vilar.
Durante el reinado de Sancho, Portugal y Galicia gozaron de relativa tranquilidad pero nunca se aletargaron las aspiraciones de sus patriotas hasta que al fin lograron a fines del siglo XI, por medio de discretas y hábiles negociaciones, que el rey Alfonso V, sucesor de Sancho, devolviera su autonomía a esos países erigiéndolos en Condados Soberanos en favor de sus hijos, Doña Urraca, casada Con Raimundo de Borgoña el cual fue por ese hecho Conde Soberano de Galicia (1093), y de Teresa, esposa de Henrique de Borgoña, primo de Raimundo, designado Conde Soberano de Portugal. Por esa época, Don Rodrigo Garcia y su hermano, Don Paio Garcia quien después de haber tomado parte en la conquista de Toledo (1086) había vuelto a Portugal, quitaron a los moros la “tierra” de Fonseca, nombre que pasó a sus descendientes. Don Paio regresó a Galicia y fue el tronco de los Fonsecas gallegos.
Don Rodrigo Garcia tuvo dos hijos, Don Garcia Rodrigues de Fonseca y Don Mem Rodrigues de Fonseca, geneatras de los Fonsecas de Portugal y de Castilla respectivamente.
El primero, Don Garcia, prestó valiosos servicios al Conde Soberano de Portugal y en recompensa de ellos·fuit fectum et dactum” el “couto” de Leomil por Don Henrique y Doña Teresa (1103) y además tuvo numerosos haberes en las “tierras” de Paiva, Benviver (Eiras), Baiao y Sanfins. Era Señor de Castro Rei y Teniente de la “Tierra” de Tarouca cuando se casó con Doña Dordia Ramires de Távora y de Pesqueira, hija de Don Ramiro Pinhones de Távora, hijo de Don Pinhon.
En el “cartorio” del monasterio de San Pedro das Aguias consta que Don Pinhon Rausendiz y su esposa Doña Elvira Mendes de Benviver, hija de Don Mem Moniz de Ribadouro, y su hijo, Ramiro Pinhones, lo mismo que Doña Dordia Ramires, su esposo y los hijos de éstos, fueron “padroeiros” de dicho cenobio donde quedó guardada la “carta” del “couto” de Leomil.
La “Terra” medieval de Tarouca de la cual Don Garcia era Teniente, se extendía hasta el alto Távora y hasta el Paiva, región contigua a las propiedades de ese hidalgo.
Figura él varias veces en la Curia de Doña Teresa de cuyo favor parece haber gozado; confirma la carta de “foral” dada por ella a AVELEYRA de Riba de Ave y es uno de los que con el “quo vidi” subscribieron la donación que de Fráguas (actual Concejo de Vila Nova de Piva) hizo ella al convento de S. Joao de AVELEYRA en Castro Rei, Tarouca, entre los ríos de AVELEYRA y Barosa.
En la “cuestión nacional” de 1127 a 1128 tomó el partido de Doña Teresa; después del advenimiento de Don Alfonso Henriques, hijo del Conde Don Henrique y de Doña Teresa, eclipsase la figura de Don Garcia Rodrigues de la prominencia de que hasta allí gozó. Fue sepultado en el monasterio de Balzedas.
Don Alfonso Henriques nació en la ciudad de Guimaraes fundada por Doña Mumadona Dias y por esa razón se le dio a dicho lugar el alcuño de “Cuna de la Nacionalidad” pues el fue el primer rey de Portugal conocido por Alfonso I, durante cuyo reinado vivió DonEgas Garcia de Fonseca ·rico-homem de Portugal, hijo de Don Garcia Rodrigues, ínclito varón vulgarmente apodado “O Bufo” y llamado en los nobiliarios medievales “O Honrado” y “O bem-aventurado Dom Egas Garcia de Ribadouro”.
De su madre heredó los señoríos de Távora y de Pesqueyra y de su padre los de Leomil y Castro Rei así como el “couto” de “Coutinho” y el oficio de Gobernador de la “Tierra” de Tarouca que ejerció con el título de Conde.
Se le dice “de Ribadouro” no sólo por pertenecer a esa estirpe sino por haber sido natural de esa región y haber poseído en ella vastísimos dominio. En las “inquiriçoes· se le llama “Meono Dom Egas” y se distinguió por sus actividades políticas y guerreras, frecuentemente al lado de su pariente Don Egas Moniz, llamado “O Aio” por haber sido ayo del rey Alfonso I durante su minoridad, no siendo pocas las confusiones en que algunos autores poco cuidadosos hacen de estos do Egas.
Fue sucesor de su padre en los señoríos de Fonseca, de Leomil y del “couto” de “Coutinho· así como heredero de grandes honras en las “tierras” vecinas al Oriente de la iglesia de San Salvador de AVELEYRA cuyo abad se colocó “com su igreja” o sea la feligresía bajo la encomienda de Don Egas a fin de que dicha feligresía quedase libre de de los “foros” de la Corona mediante la “encensoria” de este noble, la cual constaba anualmente de “doze regueifas, de un escorço de vinho e de una gastulieta de porris” habiendo quedado guardado en el “cartórico” de la iglesia de San Salvador de AVELEYRA el contrato respectivo.
El mismo abad puso, en cambio, bajo la recomendación de Don Egas Garcia parte de la feligresía de S Lourenço de Pias donde ahora mora y que fue encomienda de la Orden de Cristo creada en esa época (mediados del siglo XII) en substitución de la Orden del Templo de los Templarios.
Esta feligresía, situada en el extremo meridional de la antigua “Terra” o “Julgado” de Felgueiras, estaba constituida por el territorio que entonces formaba parte de las feligresías más distantes de San Salvador de AVELEYRA y de Sto Tyrso de Meinedo, pues las que ahora son vecinas eran entonces de los “Julgados” de Felgueiras, de Aguiar de Sousa y de Penafiel. La feligresía actual de Pias está entre las ya dichas de AVELEYRA (Aveleda) y Meinado.
Un poco al Oriente de Pias, allende el Sousa, existe un monte que todavía se llama “ o Crasto”, sin duda por haber habido allí unas fortificaciones en tiempos tal vez prehistóricos. Al pie de este monte está el lugar de Vilela, topónimo que es diminutivo medieval de “vila” (rústica) cuyo origen se remonta a esos mismos tiempos.
Parte de esta feligresía fue puesta por el abad de la iglesia de S. Salvador de AVELEYRA, en la primera mitad del siglo XII, bajo la recomendación de Don Egas Garcia. El territorio había sido poblado desde tiempo remotos por “herederas” que fundaron la iglesia mucho antes de ese siglo (“fundaverunt eam primitus”) y de ella formaba parte el actual término de Pias. El hecho de que los “ricos homen” de la “Terra” entraron a ella y de ella comieran fue causa de que el abad ocurriera a Don Egas para acogerse a su protección.
En la antigua feligresía de AVELEYRA tuvo bienes la Infanta, después reina Mafalda, hija del rey Don Sancho I de Portugal, quien los heredó de su “ama”, Doña Urraca Viegas, como ya quedó anotado en capítulo anterior.
Cuando la influencia gallega fue extirpada en Portugal (1127-1128), Don Egas Garcia se puso al lado del Infante Don Alfonso Henriques, (después Alfonso I) contra la reina Doña Teresa y tomó parte en la batalla de S. Memede. Desde entonces fue un activo partidario de dicho príncipe y en los acontecimientos que siguieron a la expulsión de los gallegos lo acompañó constantemente unas veces en las invasiones de Galicia y otras en los combates contra los moros.
En 1136 los gallegos y los leoneses entraron por Chaves al norte de Portugal donde estaba de “fronteiro” Don Egas Garcia da Fonseca (“Tenes montem mortem supra Flavia” esto es Teniente de Monteforte sobre Chaves, dice un documento de 1151, año en que, por tanto, continuaba en tal cargo) y vinieron a cercar el castillo de Aguiar de Pena, en las primeras estribaciones de las montañas de Barroso.
El autor de la “Vida de Santa Senhorina” relata como Don Egas rompió el cerco contra el castillo y después persiguió a los sitiadores hasta arrojarlos a Galicia. Con este motivo, Don Alfonso I nombró a Don Egas Conde de Monforte y le dio el señorío de Chaves.
Fue casado con Doña Mayor Pais de Cerveyra, hija de Don Paio Fires Romeo de Paiva y Pinheiro, hijo de Pedro Fromarigues de Santa María de Feyra, fundador de la estirpe de Riba de Vizela, de cuyo matrimonio tuvo a Don Gonzalo Viegas de Fonseca, su primogénito y sucesor de la jefatura de su casa; Don Vicente Viegas de Coutinho y Leomil que fue el tronco de las familias de estos apellidos, y Don Pedro Viegas de Távora, casado con Doña Estevainha Peres de Tavares, de donde procede la estirpe de este nombre; además tuvo dos hijas, Doña Elvira Viegas casada con Don Gonzalo Gonzalves de Palmeyra, y Doña Urraca Viegas, esposa de Don Rodrigo da Fonseca, nieto de Paio Rodrigues que fue hermano de Don Garcia Rodrigues.
Don Gonzalo Viegas de Fonseca, “rico-homem de Portugal que foi Procurador de entre Douro-e-Minho onde, na verdade, possuía as tenencias de Celorico, Barroso, Monforte e Castro Rei” fue Conde de Monforte y de Paiva y Maestro de la Orden de Santiago. Junto con Don Vasco Peres de Braganza, Señor de AVELEYRAO, con el yerno de éste, Don Pero Raimindes de Riba de Vizela y con los hermanos Don Gonzalo Viegas Gonzalves de Palmeyra, cuñado de Don Gonzalo Viegas, Don Fernao Gonzalves de Palmeyra esposo de Doña Exame Dias de Urro y Mouriz de Sousa y abuelo de Doña Elvira Dias de Urro y Motriz de Sousa que fue esposa de Don Estevao Dias, por su dote Señor de Motriz de Sousa descendientes esos tres hermanos de Froia Mendes hijo menor de Don Mendo de Rausasona, tomó parte en 1160 en una célebre acción guerrera que tuvo lugar cerca del monasterio de Tarouquela, junto a Castro Rei, Tarouca, a orillas del arroyo AVELEYRA, contra un considerable ejército musulman acaudillado por el rey Almoliamar y reforzado por el rey Moro Alboacem o Abus Assam en el que salieron victoriosos los cristianos a pesar de la superioridad numérica de sus enemigos. A raíz de ese acontecimiento, que debe ser recordado para ulterior referencia, Don Gonzalo fue confirmado en la tenencia de Castro Rei y nombrado Conde Gobernador de Tarouca. Este hidalgo se casó con su prima, Doña Maier Peres de Tavares y de Avelas, de la cual tuvo dos hijos, el célebre Conde Don Meme de Gonzalves da Fonseca Alcalde del Castillo de Montemos, y Don Gonzalo Gonzalves da Fonseca.
El primero de estos hermanos fue también “ rico homne de Portugal” y heredó las honras y tenencias de su padre, incluso la de Monforte, estuvo con él en muchas batallas, tuvo los castillos de Monforte y de Lanoso y se casó con Doña María Peres de Riba y Vizela, hija de Don Pedro Raimundes de Riba de Vizela, y tuvo tres hijos, Don Diego, Don Lourenzo y Don Rodrigo Mendes de Fonseca.
Por los libros de linajes medievales se sabe que el primogénito de esta generación fue uno de los más notables próceres del linaje pues lo consignan como “Don Diego Mendes de Fonseca rico-homem de Portugal, Dapífer de curia Régia, Príncipe Tenente ou Gobernador dos Distritos de Aguiar de Sousa, de Lamego de Torouca” ; se distinguió durante el reinado de Alfonso II y tomó parte activa en las perturbaciones que agitaron al reino a través de la minoridad de Don Sancho II a quien le guardó constante y devota fidelidad. Fue también Teniente de Celorico (Tierra de Basto), Conde de Montemos y “Alcalde -mor de Monforte” , así como Comendador de la Orden de Cristo.
Fue su esposa Doña Elvira Dias de Urro, hija de Don Diego Fernández de Urro, Señor de Mouriz y de Palmeyra, Caballero de la Tierra de Sousa; por la dote que su esposa llevó a su matrimonio, Don Diego Mendes da Fonseca adquirió el señorío de Mouriz, lugar de la actual feligresía y Concejo de Paredes, cerca de la margen derecha del Río Sousa, siendo “rectoría da presentazao do convento de Cete” fue heredado por su hijo Don Estevao Dias de Mouriz de Sousa.
AVELEYRA
(Antiguo)
Iníciase aquí la interesante etapa en que el nombre AVELEYRA aparece por primera vez ligado a la propia estirpe de su origen y en que, después de una serie de vicisitudes surge al fin como apellido de familia en los descendientes de ese mismo linaje.
Ya se dijo (página 29) que Don estevao Dias de Mouris de Sousa fue casado con Doña María Martins a quien una crónica describe com “a iovenil e belhisima filha de Don Martim de Aragao e de sua mulher Doña María Remiendes de Riba de Vizella” la cual llevó por dote a su matrimonio las “vilas” de AVELEYRA y la “quinta” AVELEDA, con lo cual se reincorporaron esas propiedades al seno patrimonial de donde procedían.
Don Estevao se casó en segundas nupcias con Doña Estefanía o Estevainha Pais de Maceyra, natural de Terra de Feira, hija de Paio Rodrigues Rego de Maceyra, señor de Maceyra da Cambra, pueblo al Sur del Duoro y cercano a Ouvar de Feria, de quien tuvo dos hijos, Don Lourenzo Esteves de Maceyra, tronco de los Maceyra, y Doña Urraca Esteves de Macedo, de quien provienen los Macedo. Sin embargo, todas las referencias hacen suponer que Don Estevao guardó una devoción constante a la memoria de su primera esposa como se verá en el curso de esta narración.
Como su padre, Don Estevao profesó a Don Sancho II desde su infancia una leal amistad probada repetidas veces en el transcurso de la azarosa vida del infortunado monarca. En su juventud no obstante, estuvo con su padre en las luchas sostenidas contra los enemigos del futuro rey antes de que éste llegara a la mayor edad; después acompañó a Don Sancho en la campaña de Alemtejo contra los moros asistiendo a las tomas de Elvas, Serpa y Aiamonte donde le tocó en suerte recoger en sus brazos al rey cuando éste cayó, aunque ileso, rendido de cansancio y agobiado bajo el peso de sus propias armas (1240)
En reconocimiento de sus servicios y lealtad, Don Estevao recibió merced real de varias tierras cercanas a Mortagua, Penacova, Argamil, Oleiros y Villa Rei en la parte meridional de Beira, y otros próximos a Lisboa, en las que fundó sendas villas dándoles, en memoria de su primera esposa, el nombre de AVELEYRA que todavía conservan, excepto la cercana a Lisboa que ahora es el pueblo de AVEYRAS y que fue un condado conferido a Don Estevao con la designación de Conde de AVELEYRA o de AVELEYRAS. Además Don Sancho le dio licencia para erigir en Povoa de Monte Real, cerca de Leiria, un castillo con ese nombre dándole el cargo de “Alcalde-mor de Monte Real”; después le otorgó la dignidad de rico-hombre de Portugal, Comendador de la Orden de Cristo y “padroeiro” del convento de Cete.
También, en memoria de su primera esposa, Don Estevao mandó reconstruir la iglesia de San Salvador de AVELEYRA, luego AVELEDA, de Louzada, edificada largo tiempo ha, ya se dijo por los moradores.
Disponíase Don Sancho a emprender la conquista de Algarves cuando se desató la guerra civil cuyo negro preludio fue la humillante Convención de París entre el clero portugués y el Infante Alfonso, entonces Conde de Borgoña, que trataba de derrocar a su propio hermano para adueñarse del trono.
Con este motivo, Don Estevao fue a combatir a los sublevados y llegó a Oporto cuando ya ardía la lucha fraticida que culminó con el combate de Gaia donde quedó muerto el jefe insurrecto, Abril Peres, poco después de que el infiel hermano de Don Sancho desembarcara en Lisboa.
La rebelión habría fracasado entonces, pero el Papa Inocencio IV, cumpliendo las amenazas de la curia romana, excomulgó al rey y nombró regente del reino al propio Alfonso de Borgoña, que después fue Alfonso III, por lo cual Don Sancho tuvo que salir al exilio y retirarse a Toledo donde permaneció hasta su muerte.
Don Estevao fue uno de los pocos partidarios del destronado monarca que lo acompañaron en el destierro el resto de su vida, abandonando en Portugal los cuantiosos bienes que él y su familia poseían; esto le dio más realce a su lealtad pues ni temió las represalias de la usurpación ni vaciló en exponer dichos bienes a la codicia de muchos que a esa ayudaron. En efecto, el Regente le ofreció primero devolverle, en cuanto regresara a Portugal, los cargos que había tenido durante el reinado de su hermano, pero después, como prefiriera permanecer al lado de éste en el exilio, lo despojó finalmente de todas sus posesiones y se las adjudicó a su favorito Joao Peres de Abeim que lo había ayudado en la conspiración, y a Soeiro “Becerra”, el ruin traidor de Don Sancho, dejando a Don Estevao en completa penuria, lo cual dio pie para que se le aplicara el cognomento de “El Leal” y para que un cronista dijera que “Don Estevao debe colocar-se ao lado dos fieles de Sancho II que até final sustentaram a causa do exiliado soberao”.
Por su parte este monarca, cuando mandó hacer su testamento en el palacio arzobispal de Toledo, donde vivía (3-I-1246), al referirse a Don Estevao dijo: “multo servitio mihi fecisti bene, et fidelitr, longo tempore in regno Portugaliae et in Hispania exilium”.
Muerto el rey (1248) y viudo Don Estevao de su segunda esposa, volvió a Portugal junto con Don Gil Martins de Riba de Vizela, pariente de su primer mujer y otro de los más devotos partidarios de Don Sancho que lo acompañaron hasta su muerte. El nuevo rey mostró hacia ellos y otros amigos de su hermano un espíritu comprensivo y conciliatorio, que mucho le honra, y aun cuando le ofreció importantes cargos, Don Estevao, sin embargo, prefirió enclaustrarse en el monasterio de San Pedro de Cete, del cual fuera “padroeiro”, dejando a sus hijos bajo la tutela y protección de Don Gil Martins de Riba de Vizela nombrado por Alfonso III “Mordomo da Curia Régia”: rege mandante per D Egidium Martín maiordomus suum” Murió don Estevao siendo Abad de ese convento en cuya iglesia se conserva una inscripción gótica en Latín, sobre su túmulo con estatua yacente, que traducida al Portugués dice: “No dia 23 de julio de ano 1261 faleceu o honestísima e fidelissimo varao abade D. Estevao que reedificeu por completo esta igreja. Descanse em paz sua alma. Amen”.
Su primogénito, en su primera esposa, Don Vasco Martins Esteves de AVELEYRA vivió bajo el cuidado de su tío y tutor, Don Gil Martins hasta que el rey Don Dinis, hijo de Alfonoso III, le devolvió por intercesión de aquél, el castillo de Monte Real, que había quedado en pode de la Corona, mejorado con el título de Conde y con las tierras anejas, así como el Condado de AVELEYRA o AVELEYRAS; las “vilas” AVELEYRA y la “quinta” AVELEDA, herencia de su madre, y los demás bienes de su padre, que habían sido dados a Joao Peres de Aboim y a Soeiro “Bezerra”, resarciendo a los hijos de éstos con otros bienes.
Bajo la égida del buen rey a quien tanto debió el progreso cultural de Portugal, Don Vasco no sólo recuperó los cargos y haberes de su padre sino que adquirió por su propio valimiento nuevos honores y distinciones que le dieron señalada preeminencia como se puede ver por los libros de linajes medievales.
Don Vasco Martins Esteves de AVELEYRA contrajo matrimonio con Doña Constanza Gil de Riba de Vizela, hija de su tío y tutor Don Gil Martines de Riba de Vizela y de su esposa Doña María Anes de Maia, y tuvo seis hijos, Don Pedro Martins o Marinho Vaz de AVELEYRA (Vaz era contracción de Vasquez), Don Gil Vasquez que poseía la Villa de Louzada, Doña Elvira que tomó los hábitos en la Orden de Santa Clara, Don Joao, Don Durao y Doña Sancha mujer de Don Gonzalo Rodrigues de Nomaes. Don Pedro Martins tuvo treinta y dos hijos, a pesar de que los caballeros de La Orden del Hospital, a la que pertenecía, eran obligados a observar votos de castidad.
Después de haberse distinguido, muy joven aún, al lado de su padre en la batalla del alado, Don Alfonso Martins continuó gozando del valimiento de su estirpe con la Corona figurando en la Curia Regia; heredó de su padre, además del señorío y la Quinta de Aveleyra, el Condado de Monte Real y la mayordomía de la Corona, fue también rico-hombre por merced del rey Alfonso IV, Conde de Bomjardim y de la Flor-de-Rosa, así como Señor de Vila Nova y Vinha Velha y Maestro de la Orden de Aviz. Sin embargo, cuando este monarca mandó asesinar a su propia nuera, esposa de su hijo el futuro rey Pedro I e hija del rey de Castilla, Doña Inés de Castro, inmortalizada por Camoens en su célebre “Luisiada”, tomó el partido del Infante y permaneció alejado del rey aún después de que padre e hijo se hubieron reconciliado.
Retirado de la Corte, se fue con su esposa, Doña Mor Alfonso de Oliveira, hija de Don Alfonso Rodrigues de Oliveira, y con su hijo Frei Martinho, a vivir a su “vila” AVELEYRA en Tarouca, entre el AVELEYRA y el Sarosa, y entonces los descendientes de Joao Peres de Aboim, viéndolo en desgracia, entablaron juicio en la Chanceleria Real para que les fueran devueltas las villas y quinta AVELEYRA y se impidiera a Don Alfonso Martins y a sus descendientes que continuaran usando ese título de Señorío, pero la Chanceleria, por medio de una fallo salomónico, adjudicó las quintas AVELEYRA y AVELEDA de Louzada a la iglesia de S Salvador de AVELEYRA, que el rey Don Dinis había obtenido de Don Vasco, en consideración de que a ella le habían sido cedidos los derechos de rentas desde la época de Don Estevao y del propio Don Vasco, en tanto que la “vila” AVELEYRA de Tarouca recibió concesión real para el uso de behetría patrimonial en virtud de lo cual sus vecinos eligieron como Señor de la misma al propio Don Alfonso Martins quien, por lo tanto, pudo seguir usando dicho título.
Su hijo, Don Frei Martinho de AVELEYRA, Maestre de la Orden de Aviz, casado con Doña Gontinha Soares de Correia, hija de Don Soeiro Pais de Correia, fue también electo, a la muerte de aquél para ocupar el mismo cargo pero en 1383, poco antes de la batalla de Aljubarrota, murió en un infructuoso asalro en Vila Vizosa y con él desaparecen totalmente los títulos de Conde de Monte Real y de Señor de AVELEYRA, el primero por haber sido abandonado por sus descendientes y el segundo porque los vecinos de la behetría recibieron poco después “foro ou enfateusis” de la Corona para erigirse en pueblo.
El apellido AVELEYRA había muerto antes de nacer. Al igual que la mayor parte de los nombres de las antiguas estirpes portuguesas, se disipó cincuenta o sesenta años antes de que comenzaran a formar los apellidos de familia hereditarios derivados de los apelativos titulares y de que el registro de apellidos y de Cartas de Blasones en los libros de Chancelerías reales fuera iniciado en Portugal. Los descendientes de ese linaje usarían de allí en adelante otros títulos de señorío correspondientes a solares distintos, pero el que en su línea de varonía lo sucedió y perduró hasta el periodo de la transición fue su cognado en léxico y derivado en toponimia.
En efecto, Don Martin Freyre, hijo de Don Frei Martinho y casado con Doñ Agne Ayres de Textura, hija de Don Ayeres Anes de Texeyra, compró a la iglesia de San Salvador de AVELEYRA la antigua “quinta” AVELEDA y tomó este nombre como título de señorío, mas como por esa época comenzó a caer en desuso este vocablo siendo sustituido por AVELEYRAL y AVELAL, su hijo, Don Vasco Martins, aparece con estos dos nombres indistintamente en los mismos documentos (1431).
Don Vasco se casó con Doña Constanza Mendes de Sousa, hija de Don Gonzalo Mendes de Sousa, y tuvo tres hijos, Don Gonzalo Vásquez que pasó a Aragón y fundó el linaje de ABELLAN (en aragonés lo mismo que AVELEYRA) de donde se derivó el de ABELLANS; Don Juan Vásquez que se radicó en Asturias y fue el tronco de los ABLANEDO (en Asturias lo mismo que AVELEYRA), y don Ayres Vaz de AVELAL, el mayor, que permaneció en Portugal, se casó con Doña Leonor de Castro de Guimaraes, y procreó con ella a Don Braz Alfonso de AVELAL (1482), primero que usó este título de señorío como apellido de familia hereditario siendo así transmitido a sus descendientes.
De los hijos que Don Braz tuvo con su esposas Doña Guiomar Rodrigues de Agares, hija de Don Rui pais de Agares, el menor, Don André pasó a Galicia y fue el tronco de los AVELLANEDA (en Gallego lo mismo que AVELANEDA, AVELEDA o AVELAL) en esa provincia, y el mayor, Don Joao Xavier de AVELAL, se casó con Doña Elvira de Gouveia y Portocarreiro, hija de Don Manuel Gouveia Coutinho y permaneció en Portugal donde siguió la carrera militar.
Ya para el siglo XVI solamente linajistas y romanceros hacían algún recuerdo de la antigua estirpe AVELEYRA, frecuentemente relacionándola con su sucesora AVELAL. Refiriéndose a su origen y al blasón que sus individuos usaron, Don Joao Ribeyro Gaio, Obispo de Maklaca, escribió los siguientes versos:
Com a raynha de Aragao
Donna Doce os Martins vyeram
Com os Mouriz e os Maceyra
Fundaram a gerazao
D’Avelal e D’Aveleyra
Onde este brazao tiveram
Digno de Venerazao.
El reputado linajista Manuel de Sousa da Silva, Capitao-mo de Santa Cruz de Riba de Talega, dedicó a Don Estevao Dias de Mouriz de Sousa los versos que siguen en los cuales alude tanto a su lealtad como a la progenitura del linaje AVELEYRA-AVELAL y a los casales que tuvo en Mouriz de Sousa, en Aguiar de Sousa, en Louzada y en Santa María de Feyra:
Teve cassis em Aguiar
Em Motriz, Lousada e Feyra
Estevao Dias “Leal”
De quem vem es Avelal
E os que cuvimos chamar
De nome os Aveleyra.
El mismo romacero recordó el origen del nombre AVELEYRA en las siguientes líneas:
De Avelaria este julgado
No termo de Guimaraes
Deu seu nome a estes tais
De Aveleyra chamados
Lucente espelino dos leais.
Refiriéndose al solar AVELEYRA en Riba de Ave, el propio Sousa da Silva hizo el siguiente retuécano:
De Riba de Ave uma leyra
Foi seu primeiro solar
Depois me veio a mudar
Para Vila de Aveleyra
De Avizella mui a par
Em ser mui Do Ave Leyra
En relación con la “Vila” AVELEYRA de Castro Rei (Tarouca), el precitado autor dejó esta quintilla:
Dos Aveleyra a honrada
Casa, Avelal la reserva,
Mas de Lousada se observa
Veio para cá mudada
Onde seu nome conserva.
Hablando de las “Vilas” AVELEYRA en Capoes y Rebordoes, circunscripción de Ponte do Lima, una vez más, el mismo linajista compuso esta otra quintilla:
Na barra do claro Lima
Dos Aveleyra o solar
Estave junto de mar
Que deitando areia em cima
O veio a sepultar.
Finalmente, el mismo Da silva dedicó a la estirpe AVELEYRA esta quintilla que bien pudiera haber sido un epitafio:
Entre o Aveleyra e o Barosa
Daquela estirpe sabida
É a casa conhecida,
No tempo antigo famosa
No presente decaída.
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